14 dic 2019

Nuevo aniversario del PPD en Chile

EN MEDIO DE INTENSAS PROTESTAS SOCIALES EL PARTIDO POR LA DEMOCRACIA CONMEMORA 32 AÑOS DE EXISTENCIA.
Dilemas y desafíos.

Domingo Namuncura *

Un martes 15 de diciembre de 1987, hace ya 32 años, en un sencillo acto realizado en el Círculo Español en Santiago, unas 100 personas se dieron cita para sellar el compromiso de fundar el Partido Por la Democracia (PPD). Fue una ceremonia modesta, sin una gran producción, con un sencillo lienzo con el lema de "Ganemos la democracia" sostenido por un par de personas. No existió la parafernalia de una gran puesta de escena. El período histórico lo demandaba: mucha gente sufriendo, represión militar extendida, detenidos por doquier, protestas en las calles y en muchas poblaciones. La dictadura, consciente de su pérdida creciente de poder, sabía que se le avecinaban tiempos difíciles y estaban dispuestos a revertir aquello, al precio que fuese.No eran tiempos para grandes y costosas puestas en escena. 

El orador principal del acto fue el abogado y economista Ricardo Lagos Escobar, primer presidente y fundador de la idea del PPD quien, con palabras emocionadas contagió al acotado auditorio con la idea de que el nacimiento y fundación del PPD contribuiría a abrir los caminos para una urgente restauración democrática y parar la represión militar desatada. 

"Hoy estamos aquí porque amamos a Chile".

Las palabras iniciales de Ricardo Lagos Escobar resonaban firmes en el amplio salón del Círculo Español. "Estamos aquí porque queremos que Chile vuelva a la tradición democrática  republicana. Estamos aquí para crear un partido que, junto con las demás entidades democráticas de Chile, sea un instrumento para derrocar a Pinochet. Estamos aquí para decirle a los chilenos que estamos de píe, con convicción; sin odio, sino con la fuerza de nuestras ideas para luchar contra el dictador".


El Acta de Fundación del PPD contempla la suscripción inicial de 111 constituyentes, en su gran mayoría provenientes de la centro-izquierda y de tendencias renovadoras del socialismo laico y cristiano. También contamos con la participación decidida de sectores liberales contrarios a la dictadura. Desde su fundación el PPD acogió los principios y valores de la Declaración Universal de DDHH (ONU, 1948) y recogió parte fundamental del legado del movimiento nacional de DDHH. Por ello su aniversario en cada año se identifica plenamente con la celebración de la Carta Universal de DDHH.  Se declaró también como un partido abierto a la ciudadanía y funcional al objetivo de derrocar a Pinochet mediante el voto en el plebiscito de 1988, y luego fue un actor fundamental en el triunfo presidencial de la Concertación de Partidos por la Democracia, con Patricio Aylwin, el primer presidente de la transición democrática post-Pinochet.

32 años de historia: un complejo camino de luces y sombras.

Podríamos decir que entre los años 1983 y hasta el 2013, en materia de respaldo electoral el PPD mantuvo entre un 11% y un 15% en la elección de Diputados, con un electorado favorable entre 685.804 y 1.017.956 votantes favorables, siendo ésta la más alta votación de su historia logrando 21 parlamentarios en la Cámara.  Esto ubicó al PPD entre los grandes partidos de carácter nacional.

En materia de Senadores, su mejor votación la obtuvo en 1989 con un  11,46% y cuatro senadores cuota que mantuvo hasta el 2009 para luego aumentar a 6 senadores en el 2013 (12.33% de votantes) y 7 senadores en el 2017 (12.02% electores). En Senadores, no obstante, el PPD cayó de 820.393 votantes en 1989 a  200.299 en el 2017.

En el ámbito municipal, en la elección de Concejales el PPD obtuvo 590.321 en el 2009 (9,21%) con 169 concejales en un universo de 1.748.  En el 2016, los votantes a favor fueron 402.012 (8,85) con 201 concejales de un total de 2.240.


Los datos electorales van reflejando un complejo proceso político. En los primeros 10 años de historia el PPD fue un partido novedoso, innovador, que brindó un sello especial al relato progresista. Fue capaz de poner temas ciudadanos en el debate público, incorporó demandas que no siempre estaban consideradas en la centro-izquierda: mujeres, pueblos indígenas, medio ambiente, familia y otros temas.  La sociedad se vio reflejada en esto y brindó todo su apoyo al emergente partido progresista. 

No obstante, la tarea de sostener los puentes con la sociedad civil y mantener el vínculo con el territorio y los barrios, los gremios, las universidades y en general, con la gente, se fueron haciendo cada menos firmes por cuanto el PPD, ahora en el parlamento, en los municipios y en el gobierno y como parte de una coalición que debía dar sustento al desarrollo democrático de la sociedad, concentró gran parte de sus energías y de sus recursos humanos en las políticas de Estado, en detrimento de las fortalezas de la sociedad civil. Y a partir del gobierno del presidente Lagos, fundador del PPD, este desafío adquirió dimensiones mayores pues el PPD sintió que era de su responsabilidad contribuir a asegurar el éxito del gobierno de un representante directo de la centro-izquierda. Paradojalmente, esta narrativa terminó por alejar cada vez más al partido de la sociedad civil y sus organizaciones de base.Y lenta pero inexorablemente fuimos pasando de las luces a las sombras. El PPD se convirtió principalmente en un partido de Estado.

El pueblo respondió a este distanciamiento y en las últimas elecciones municipales y de parlamentarios nos dejó caminando no a la superación de un mayor respaldo nacional sino al piso mínimo indispensable y hoy compartimos en general, con los partidos políticos, la crítica acerva de los ciudadanos, además por haber caído en varios momentos en una suerte de soberbia partidaria, en actos de corrupción y faltas de probidad y en una elitización de nuestro quehacer parlamentario y de gobernanza local y nacional. 


El escenario de hoy es precario. Y el tiempo corre en contra y con demasiada rapidez. Las protestas sociales que se iniciaron el 18 de octubre 2019 y que permanecen en estos días, y en donde los partidos políticos y los políticos no tienen cabida, desafían al PPD que realizó un IV Consejo Nacional ideológico para "ponerse al día", pero no fue capaz de avizorar la enorme crisis contenida como en un volcán y que finalmente explotó en la cara del Estado, del gobierno, del Congreso y de los partidos políticos, además de empresarios e instituciones que hasta ayer que se manejaban con extrema e irresponsable tranquilidad y relajamiento. Y lo que es peor, con franca indiferencia ante el silencioso descontento social.

El futuro del PPD dependerá en muchos aspectos de su capacidad de renovar su organización, dar consistencia a su relato y sobre todo a las "nuevas ideas" consensuadas en su IV Consejo Ideológico, pero que hoy no tienen asidero en el imaginario ciudadano por falta de demostración convincente.  Es cierto que en los períodos de gobierno desde 1990 hasta el 2009 al menos, en los primeros 19 años de gobierno de la Concertación democrática, el PPD puede exhibir un justificado orgullo por el tipo de Estado y democracia construidos. Es probablemente en relación con el modelo económico neoliberal en donde están sus principales falencias, pues en las propias filas del PPD la convivencia entre los complacientes con el proceso político y los críticos del mismo, no siempre lograron resolver sus diferencias. Pero ello llevó a que sectores complacientes del PPD, y naturalmente gubernamentales, impusieran un sello de estabilidad y desarrollo en donde los intereses y demandas sociales del pueblo tenían una cabida muy limitada. Esta contradicción acompaña al PPD hasta nuestros días.

Lo esencial será lo que ocurrirá con este tipo de partidos en la década del 2020 al 2030. ¿Seguirá existiendo el PPD como partido político en el 2030 cuando sus dirigentes pudiesen convocar al 43 aniversario?.   No hay respuesta hoy día, firme y convincente para esa pregunta. Pero la pregunta en si misma es muy válida, porque todos sabemos que una nave -por decirlo de un modo- correctamente mantenida, enmendada y bien dirigida, con rumbos claros, con un mapa de ruta preciso, puede llegar a un buen puerto. El futuro del PPD no está determinado por los éxitos y luces del pasado. El presente tiene hoy una importancia fundamental y nuestra proyección dependerá de muchos factores y no sólo de sus liderazgo o personalidades. El futuro del PPD dependerá, sobre todo, de su capacidad de recuperar confianza ciudadana y de volver a sus raíces. Es decir, a escuchar primero al pueblo y construir desde ese escuchar una nuevo relato con militantes y dirigentes desprovistos del boato del poder o si lo tuviesen, con la conciencia y convicción de que si estamos en política, es para servir al pueblo y no servirse de él.  Suena simple. Pero cuando nos relajemos, echemos un vistazo crítico a nuestros sombras en la historia de estos 32 años, para saber encontrar un poco de luz que nos ilumine en la senda de reconstruir o refundar un partido político que brinde mejores satisfacciones  a la gente sencilla de Chile, a sus familias y trabajadores. De esto dependerá que en 10 años más, podamos celebrar con el pueblo y no en el aislamiento en que ahora nos encontramos, cuando ni siquiera podemos conmemorar activamente estos 32 años, esos 43 años cuando el PPD siga existiendo en el 2030.


* Vicepresidente nacional-pueblos indígenas-PPD
14 de diciembre 2019

9 dic 2019

Derechos Humanos

EL 10 DE DICIEMBRE SE CUMPLEN 71 AÑOS DE LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS EN EL MUNDO.

El Partido Por la Democracia saluda este acontecimiento que hoy tiene carácter universal y muy especialmente en el marco de los acontecimientos de las movilizaciones y protestas sociales iniciadas el 18 de octubre 2019 que han puesto nuevamente a Chile en un escenario tristemente crítico, por la violencia estatal que en estas semanas han significado más de 23 muertos, decenas de heridos, personas gravemente afectadas en su visión y cientos de personas detenidas, todos los actuales han sido víctimas de la violencia estatal, cuyas características contrarias al resguardo de los DDHH, han merecido muy importantes condenas internacionales, como no las habíamos reeditado desde la caída de la dictadura en 1988, salvo  con excepción de las condenas al Estado chileno por las violaciones de derechos esenciales del Pueblo Mapuche.
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Asamblea ONU 1948 foto la republica.ec

Son 71 años, no obstante, de vigencia de una Declaración que sigue siendo un faro de luz en la oscura noche de los regímenes totalitarios y en la desaprensión de los Estados. Cuando fue aprobada por la Asamblea General de la ONU en diciembre de 1948 y luego de tres años de intensas negociaciones entre los Estados miembros, la comunidad internacional quiso dar una señal de compromiso, de un "Nunca Más", después de los dolorosos episodios del holocausto y el descubrimiento público de los horrores cometidos con inocentes sometidos a brutales torturas y violencia por el fascismo bajo el régimen nazi. Hasta hoy, cada vez que se conocen los detalles de ese horror, se comprende que las Naciones Unidas haya levantado una voz de alerta humanitaria y política, convirtiendo la Declaración universal de los DDHH en un documento de humanidad, solidaridad y compromiso con la Paz y la Justicia. 

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Aun así, y transcurridos estos 71 años de vigencia de la Declaración, hay Estados en donde se continúan aplicando apremios ilegítimos, se encarcela y tortura disidentes, se violan derechos de las mujeres, de los trabajadores y de los pueblos originarios. Y estos hechos desafían no solo la imaginación sino también la voluntad y fortaleza de luchar contra estos males sin descanso.   Tiempo después de esta Declaración universal emergieron otros compromiso y Tratados internacionales: la declaración contra la tortura y la desaparición forzada de personas, los derechos del niño, de los adultos mayores y la Declaración universal de los DDHH de los Pueblos Indígenas (2007). Entre varios otros, estos documentos internacionales son una guía permanente, un decálogo de principios éticos y morales que nunca podrán ser descuidados por la sociedad civil, las organizaciones políticas y el Estado.

Saludos hoy a todos los voluntarios y las muchas personas que trabajan en las diferentes organizaciones de defensa y promoción de los Derechos Humanos en Chile, en nuestro continente y en el mundo.  El PPD, desde su fundación un 15 de diciembre de 1987 incorporó en su Declaración de Principios nuestra total adhesión a esta Declaración. Este compromiso lo hemos mantenido en estos 32 años de existencia y se asume que su marco valórico, ético y moral nutre nuestro accionar como partido.  

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El PPD hoy, como todos los partidos políticos existentes en Chile, enfrenta un importante problema de credibilidad y confianza ciudadana. La evaluación ciudadana de los partidos políticos y de los políticos está muy cercano al ras de piso, con menos de un 3% de aceptación. Esto implica una muy delicada advertencia para las actuales organizaciones políticas y al momento de conmemorar 71 años de la Declaración universal de los DDHH, seguramente, tendremos que preguntarnos: ¿Qué hemos dejado de hacer o qué no hemos bien para preservar la integridad de estos Derechos esenciales de las personas en la construcción de un sistema democrático también hoy muy ampliamente cuestionado en el país?  Esta es una pregunta para todos los partidos y para todos los militantes y dirigentes. Y el mejor homenaje a estos 71 años de historia de esta Declaración universal, es tal vez, volviendo a las raíces que le dieron sentido y significado a un partido que se fundó en 1987, hace ya 32 años, precisamente para defender y promover los Derechos Humanos esenciales.
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DOMINGO NAMUNCURA
Vicepresidente nacional PPII-PPD 

09/12/19