Escuela nacional de formación política del PPD
Hasta la fecha de esta nota (22 de julio) sólo la senadora Loreto Carvajal (Ñuble) ha publicado en su twitter @Loretosenadora, que entrará a la competencia: "He tomado la decisión de competir por la presidencia del PPD Chile. La competencia ayuda al debate y reactiva nuestras ideas con miras al futuro" (15:24 horas del jueves 6 de julio 2023). Otras informaciones internas, sin confirmación oficial, son que la actual presidenta del partido, ex subsecretaria de desarrollo social, Natalia Piergentili y su equipo actual han señalado en algunas conversaciones que postularán a la reelección. También se espera un eventual pronunciamiento del senador Jaime Quintana (Araucanía) quien fue presidente del PPD en el período 2012-2016.
Desde O'Higgins, el diputado Raúl Soto, ex presidente de la cámara de diputados, con un logrado desempeño en esa labor, también ha expresado su interés en ser candidato. Y en los últimos días circuló también el rumor de que Sergio Bitar, ex presidente del ppd en tres períodos, senador y ex ministro sería bien visto pero él ha declinado toda idea al respecto. Para anunciar e inscribir una candidatura se requiere diversas certezas, entre otras y no menor, la de los elencos que acompañarán la nueva dirección partidaria. De los nombres que están en el ruedo: Natalia Piergentili y Jaime Quintana, ambos han ejercido como presidentes del PPD y será cuestión de evaluar los logros principales de sus administraciones y sus contextos históricos y, sobre todo, si el PPD ha crecido y se ha fortalecido bajo su administración. Para los eventuales candidatos(as) esto sería una oportunidad para ayudar a resolver, como lo señala Loreto Carvajal en su mensaje, "nuestra mirada de futuro".
Un segundo tema es si es aceptable o no, en las actuales condiciones críticas, una competencia interna o más bien una lista de consenso. La experiencia electoral en el PPD indica que con listas de consenso, la competencia principal baja a las vicepresidencias y también baja el interés electoral. Con listas en competencia, aumenta ese interés y también se hace más nítida la diferencia de programa, relato y compromisos. La forma cómo se resuelva aquello en estos días no es menor para el futuro inmediato del partido. También es dable preguntarse qué es primero: si los nombres de los liderazgos o su acuerdo sustantivo en torno a un programa partidario que reoriente nuestras bases programáticas ya acordadas en un consejo estratégico nacional anterior, pues si -finalmente- todos estamos de acuerdo en que ése es el camino, es decir un PPD consecuente con sus propias definiciones programáticas, entonces cualquiera que presida el PPD estará obligado a cumplir ese programa. Es una manera de ver las cosas.
Hablemos entonces del futuro PPD que nos espera.
El PPD atraviesa por uno de sus más complejos momentos. Tal vez, el más decisivo, con una caída electoral del 3.5% de los votos ciudadanos en la reciente elección de consejeros constitucionales. Se argumenta que esa elección, muy singular, no tendría comparación con una elección de alcaldes y concejales, y que el porcentaje electoral real del partido será apreciado realmente en la elección municipal de octubre del 2024. Otros argumentan que las generaciones actuales de dirigentes del partido no pueden hacerse cargo de los "errores" o dificultades de anteriores direcciones políticas que habrían hecho poco por fortalecer al PPD y que aun asi, actualmente, los dirigentes actuales han tenido que "poner el hombro" en adversas condiciones. Son argumentos disímiles.
En estos 35 años de historia en el PPD hemos transitado desde la idea de un "partido progresista de nuevo cuño", inspirado en los DDHH. Luego, pasamos a definirnos como un "partido ciudadano, progresista". Después nos definimos siempre, en varios consejos nacionales como partido de izquierda" -nuestro sustrato ideológico- y finalmente, en el consejo estratégico del 2019, ampliamos nuestra definición hacia la idea de un "partido de izquierda, democrático, verde y feminista". La vida ha llevado al PPD, en la actualidad, hacia el concepto de un "partido socialdemócrata", de centroizquierda y liberal ... Una constelación de conceptos en pocos años.
El presente político del PPD también es algo singular. Formamos parte de una coalición de gobierno de izquierda. Competimos con la izquierda. Posteriormente, fuimos convocados al gobierno y por ello entendemos que es necesario contribuir con experiencia y compromiso a su buen éxito. También tenemos la percepción de que no siempre somos suficientemente escuchados y bienvenidos. Ahora, también hemos dado algunas razones para ello: el punto más alto fue dado por una ex seremi en santiago que generó un conflicto que puso a un ministro del gobierno al borde mismo de una acusación constitucional. Luego, declaraciones políticas de nuestras autoridades, algunas de ellas con un tenor inesperadamente zoológico, otras anti-programa de gobierno ("no es el nuestro" se dijo), y asi. Una cierta reciprocidad entre partidos y gobieerno requiere también un estándar de expresiones razonables, y para formar parte de un gobierno siempre se requiere promover a los mejores cuadros profesionales que garanticen eficacia, transparencia y probidad y garantizar con ello nuestra mejor cooperación. Es un asunto de evaluación si en este período se han cumplido estas premisas y de qué manera.
En otros ámbitos, menos mal, otros militantes del PPD en tareas de gobierno trabajan y responden de manera muy abnegada y eficaz a los compromisos que como partido tenemos con el país y el gobierno. Caso destacado es el de Carolina Tohá, lejos, con su excelente trabajo en la conducción del gabinete de gobierno y en el complejo cargo de Ministra del Interior. Fue un importante acierto de parte del presidente el convocarla personalmente. Las funciones de gobierno son relevantes para la gestión de un partido político, en la medida que se ejecutan con profesionalismo y capacidad política y con independencia de influencias clientelares.
Y el momento de entrar a una elección interna, entonces, no debería ser observado con cierta displicencia cultural e ideológica. El PPD es percibido hoy de una manera confusa en la sociedad. ¿Qué somos en realidad? ¿Partido de centro, de izquierda, socialdemócrata, liberal, de centroizquierda? ¿Un poco de todo? ... Menudo tema.
Los candidatos/as y listas nacionales y regionales podrían colaborar en desentrañar estas preguntas. Pero, ¿Están los militantes de hoy disponibles para entrar al fondo de estos ya 36 años de historia y ayudar a sostener y recuperar lo que es esencial para el partido? ¿Tendremos un debate político de verdad o tendremos que ceder a prácticas electorales dudosas, algunas de ellas amparadas en una cultura clientelar? Conocemos de todo esto y las campañas internas se realizan con mucha poesía y verso, pero luego, la conducción partidaria se ejerce con prosa, es decir, todo aquello que -finalmente- no está sujeto a la poesía. Y de nuevo la aguda intromisión del pragmatismo duro. Alguien dirá que así es la política. Tal vez, ahora sería un buen momento para brindar una mejor calidad ética y política al nuevo evento eleccionario.
Los problemas actuales del partido no provienen ni de sus valores ni principios, los que están plenamente vigentes, ni tampoco de sus bases programáticas aprobadas en el IV consejo nacional del 2019. El tema de avanzar hacia una Federación de partidos del socialismo chileno la venimos planteando desde el Congreso Nacional de nuevas ideas del año 2002. Nuestra crisis no radica ahí. Más bien deberíamos preguntarnos por qué, bajo diversas direcciones políticas, no hemos tenido éxito en hacer avanzar esta idea. Y cada cierto tiempo vuelve a renacer como si fuera un tema novedoso.
Los problemas del ppd son estructurales, con una institucionalidad y un desarrollo orgánico precario y muy preocupante hoy. De 340 comunas en Chile, el PPD ha perdido desarrollo organizacional en 228 y por tanto con una importante disolución del vínculo territorial. De 16 regiones, en un alto porcentaje el PPD no supera el 50% de su funcionamiento pleno. De las 11 secretarías nacionales y más de 18 comisiones técnicas luego de la elección interna del 2021, bastante menos del 40% funcionan efectivamente.La región metropolitana, antes pilar y eje del trabajo territorial, de sus 52 comunas, no más de 18 muestran algún grado de desarrollo orgánico y relativo. En los últimos tres años, además, el ppd ha experimentado numerosas renuncias. De 35.598 personas reinscritas al 31 de diciembre del 2017, a marzo del 2023 caímos a 27.983 inscritos. Esto representa una pérdida de 7.615 militantes en un poco menos de seis años. Una pérdida del 21,39% de militantes. Por cierto -se dira- otras personas se han inscrito en estos meses, pero no impactan ni siquiera equiparan el porcentaje de quienes han renunciado. Y hay que contar todavía a quienes voluntariamente se han alejado, simplemente, sea por inercia, porque nadie los convoca, o porque ya perdieron interés en el PPD, sin renunciar. No nos refiramos por ahora, al devenir de autoridades electas en elecciones populares: parlamentarios, alcaldes, concejales, Core. Son extraordinariamente excepcionales los que colaboran en la construcción local de partido. Y en el parlamento, con sólo tres diputados militantes, los parlamentarios indepedientes acogidos generosamente en nuestra bancada juegan con sus propias estrategias personales.
Un partido sin una masa de militantes críticos, proactivos y vigilantes de la democracia interna, y con un poderosa institucionalidad en desarrollo, es un caldo de cultivo para liderazgos que pueden usar al partido a su pinta e imagen y a su antojo, sin contrapesos. Punto aparte para el tema de las responsabilidades de esta crisis del desarrollo institucional: las últimas direcciones políticas, incluida la que hay que reemplazar ahora, tienen mucho que decir. Pero en el PPD no existe la política de rendir cuentas y ser evaluados por aquello.
¿Una competencia de "ofertas" (marketing) o de "ideas y nuevos relatos" políticos?
¿Se podrá visualizar en esta campaña interna la sinceridad de los/as candidatas para modificar el escenario de nuestra realidad? Habrá, por cierto candidatos defensores del orden establecido en el PPD, que argumentarán que las cosas en este tiempo se han hecho muy bien, dirán. Transparencia nos ha calificado como un partido ordenado (sus cuentas). El país nos cree, aun cuando perdimos una elección táctica (con el 3.5% de votos en la elección de constituyentes y con ello quedamos fuera del evento que escribe una nueva constitución), pero ganamos en la estrategia fundamental: logramos diferenciarnos de la izquierda del FA, del PC y del propio gobierno, marcando nuestro propio "sello" crítico e identitario... Por tanto, la respuesta agradecida de los militantes debería ser la de dar continuidad a estos grandes éxitos y recuperar la centro izquierda con el PPD como el eje articulador de un nuevo gran proyecto nacional ... ¿Con el PDC, el PR y los Liberales? ¿Cuánto suman todos? No más -se responderá- de lo que suman los partidos del FA. Y sumados todos, finalmente, no superamos el 38% de la votación popular. Es lo que se alega y por eso todos debiéramos entender pues, -porfiadamente-, que quienes han conducido al PPD en este tiempo deberían continuar con nuestro total respaldo, porque no lo han hecho tan mal ... Si así fuese ¿Cómo se explica entonces que en el PPD hay un extendido clima de preocupación y de malestar con el momento actual del desarrollo institucional y político del partido? ¿Y que a nivel de opinión pública el PPD deambula entre una sensación de relevancia e irrelevancia?
Inscripción de candidaturas.
Entre los días 24 y 28 de julio estará abierto el período para inscribir candidaturas. En las experiencias electorales del PPD la "fumarola blanca" sólo se conocerá en la madrugada del viernes 28, cuando la CNE cierre las inscripciones e informe quiénes serán las listas de candidatos/as. Previo, se suceden agitadas reuniones entre lotes, no precisamente "corrientes ideológicas y políticas": lotes, con liderazgos personales. En sectores del PPD, se argumenta hoy que la crisis del partido es tal, que una competencia no sería adecuada. También se valora la disposición a liderar el PPD y entonces se requiere hacer frente a las evaluaciones de gestión, resultados electorales, relatos políticos y apertura a una gobernanza partidaria inclusiva. ¿Cuánto de todo esto se ha cumplido en el último tiempo?
En la madrugada del sábado 29 de julio sabremos entonces si habrá o no competencia y/o si una eventual lista de consenso sugiere resolver muchas y complejas interrogantes. Y en este caso, todo dependerá de los liderazgos que sean convocados/as a un consenso y que aquello no sea más de lo mismo, o listas de candidatos/as que se atrevan a marcar una identidad propia y necesaria. El dato electoral duro es que en la elección interna del 2018 votaron un poco menos de 10.000 militantes gracias a que hubo una participación activa de listas en competencia. En el 2021 no hubo competencia en el ticket principal y votaron 5.740 militantes. ¿Cuántos militantes votarán el 27 de agosto del 2023, dependiendo de si hay competencia interna o no y qué calidad tendrá esa competencia?
OCTUBRE 2022.
UNA SOCIEDAD YA DOMESTICADA, QUE DEJÓ PASAR SU MAYOR OPORTUNIDAD HISTÓRICA.
Los estallidos sociales, las revoluciones y revueltas populares tienen ese no se qué, de carácter traumático, que impactan a una comunidad, pueblos y naciones que llegados a un cierto límite explotan como el magma de un volcán. La explosión es el resultado de un proceso que tiene diversas causas.
Tres hechos históricos nos indican la intensidad de estos procesos: 1.- La célebre marcha del pueblo enardecido que se tomó violentamente las calles de París y marchó contra la odiada Bastilla en 1789; 2.- la revolución mexicana entre 1916 - 1917 con un millón de muertos para terminar con una dictadura de 35 años y abrir un proceso constitucional y 3.- la célebre revolución bolchevique de 1917 en la Rusia monárquica, bajo el dominio de los zares que gobernaron crudamente esa nación durante la friolera de 304 años.
En todos estos procesos y diversos otros, siempre se alega que la causa de fondo son las injusticias acumuladas. En realidad son muchas causas, algunas de ellas infinitas. Y las sociedades reaccionan de diversas formas en el tiempo. Nuestra América morena está poblada de estos procesos.
Un hecho significativo luego de la revolución mexicana, que terminó con una nueva constitución, fue la revolución cubana de 1959 que instaló un gobierno popular. Entre los procesos de contra reformas, la dictadura militar de Chile y sus 15 años de dominación marcan de manera dramática el lado contrario.
Recuperada la democracia en 1990, Chile entró en una etapa distinta, y ya han transcurrido 32 años, de los cuales 24 corresponden a una coalición de partidos agrupados en la ex concertación por la democracia, luego ex nueva mayoría. Un bloque político que partió con 17 partidos y concluyó con entre seis y ocho colectividades y hoy atraviesa por una severa crisis.
Por cierto, la derrota electoral de la dictadura con el plebiscito del No en 1988 y la elección presidencial de 1989 fueron una inyección de esperanzas. La realidad, no obstante, sería mucho menos benevolente e impondría límites ("bordes" se dice ahora con una elegancia supina), para ir menguándolas lenta e inexorablemente hasta arribar a un momento -octubre de 2019- en que las masas desbordaron su decepción y sin control y conducción posible, arremetieron en las calles y plazas del gran santiago y en otras ciudades, dejando con la boca abierta y pasmados a la clase política tradicional. ¿Qué pasó aquí?
Se ha escrito mucho en estos, apenas tres apretados años desde fines del 2019. Han pasado muchas cosas (y seguirá siendo así), desconcertantes y complejas. Es un tiempo muy breve para decantar de manera rigurosa las explicaciones necesarias. Solo será el paso del tiempo y de la exploración profunda lo que permitirá en los siguientes años comprender, realmente, a cabalidad lo sucedido. El estallido del 18-O impactó al país, puso a la institucionalidad en jaque, desnudó rabia y sentimientos desconocidos, los partidos políticos quedaron contra la pared, la sociedad en general vivió un asombro espectacular. ¿Qué pasó aquí? ¿Si todo iba tan bien?
Los ecos del estallido social del 18-O aún resuenan, pero en el presente no tendrán la misma dimensión. Parte importante de esa misma sociedad que protagonizó el estallido social, paradojalmente, en la fecha que abría un horizonte distinto, el 4 de septiembre, se volcó precisamente al lado contrario de sus propias expectativas. Parte fundamental del voto de rechazo al texto de una nueva constitución proviene de esa masa de chilenos desencantados, muchos de los cuales fueron protagonistas de las grandes marchas que coparon las calles y plazas de Chile con el "octubrismo" popular.
El estado y su institucionalidad y los partidos políticos canalizaron esa energía a través de una promesa de nueva constitución. Era una promesa frágil, pero necesaria para contener los efectos del estallido social. Luego, con esa promesa en la mano se trabajó un complejo proceso político (plebiscito, convención, elección de constituyentes, texto final) y todo se fue enredando -casi convenientemente- en el camino hasta que las energías del estallido cumplieron el mismo ciclo de una pila cuya carga tiene fecha de término.
El dominio del escenario político e institucional hoy no lo tienen las masas populares del estallido. Ni siquiera la "primera línea". La contundente derrota del 4-9 actúa como una dopamina. Hay sectores sociales aturdidos. Otros, decepcionados. Algunos tratan todavía de entender lo acontecido. La clase política se observa casi refulgente y esplendorosa: el dominio de los sucesos está en sus manos, volvió a su control el tomar decisiones, pero tengan cuidado porque el resplandor sólo dura un cierto tiempo.
El problema es otro: la decepción de las masas populares no se expresará en un nuevo estallido semejante al 18-O. Tendrá otra manifestación: más compleja, más crítica e inevitable. Si las fuerzas de izquierda, centroizquierda o como se llamen finalmente los "progresistas", no se ordenan con un sentido común, las posibilidades de un gobierno conservador extremo y populista están al acecho. Todo aquello implicará otro tipo de tensiones hacia el futuro, especialmente, porque ese mundo conservador, que busca apropiarse del triunfo del rechazo y convertirlo en una "arma de batalla" política, buscará, a cualquier precio, agudizar las contradicciones, construir un relato culturalmente hegemónico, estimular los sentimientos nacionalistas y apuntarán al discurso progresista como un "enemigo" de un auténtico desarrollo basado en la competencia y el individuo.
Esto es mucho más duro que un estallido. No es la idea de una refundación de Chile por la fuerza de las armas como fue con el golpe militar. El mundo conservador logró constatar que muchos chilenos son más individualistas, aspiracionales y consumistas y rechazan la política y sus prácticas. Las ideas de justicia, progreso, comunidad y solidaridad no son suficientes para movilizar proyectos de cambio estructural. Su estrategia no será detener el nuevo proceso constitucional, si no, contenerlo y domesticarlo y dejar la sensación de que algo cambió para que nada cambie.
El mundo conservador observa con expectación el momento y reúne fuerzas y recursos (que los tiene de sobra) para caminar a una "segunda revolución conservadora", esta vez sin armas ni militares, sino con su enorme poder financiero, la propiedad y control de los medios de prensa y ahora y luego de haber probado con éxito el manejo subliminal de las redes sociales, cuenta con los factores que les pueden ser propicios para desbancar a las diversas "izquierdas".
Todo aquello podría ser posible si las fuerzas progresistas, las dos coaliciones de gobierno y el gobierno mismo no asumen la dimensión crítica del momento actual y reorganizan sus estrategias y se vuelcan a una pedagogía de masas más allá de las instituciones y de las políticas públicas bajo un pacto político eficiente.
En el caso del PPD, a punto de cumplir 35 años de existencia, es cuestión de evaluar cuánta energía sigue depositada en su batería principal: su sentido de ser. Los datos, estadísticos, institucionales y políticos están indicando algo que debe ser reflexionado. Un partido político que puede entrar al medio centenario de su historia es una cosa. El PPD está muy lejos de un 50 aniversario. Se requiere un soporte histórico de muy alta densidad. Apenas estamos llegando a 35 años. Eso es un hecho. Junto con nosotros, otras colectividades viven lo mismo. Y si las cosas siguen críticas, hay una probabilidad que lo viejo deba dar paso a lo nuevo.
Domingo Namuncura
18 de octubre 2022
Documento en circulación.
Los ministros/as del primer gabinete del presidente Boric y Apruebo Dignidad.
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59 Consejo Nacional del PPD
* El PPD no tomará palco estando en juego los sueños de Chile. Lo nuestro será una "colaboración constructiva".
*Se inicia debate partidario sobre reforma de estatutos.
* Comisión de futuro convocará a debate sobre "nuevos sentidos" del PPD.
* Votos políticos.
En un nuevo consejo nacional del PPD, realizado virtualmente el sábado 15 de enero 2022, con una asistencia inicial de 126 personas (entre consejeros nacionales e invitados fraternales) y con un cierre con 81 participantes (de un total de 400 consejeros formales), los dirigentes nacionales y regionales abordaron el momento actual del PPD en el escenario de transición entre la segunda vuelta y la fecha de inicio del nuevo gobierno de izquierda (Apruebo Dignidad), en medio de un escenario expectante sobre nombramiento de autoridades.
La presidenta del partido enfatizó la tarea de caminar hacia un debate y reflexión sobre el futuro. Señaló que esto "responde a la constatación de la crisis de representación que viven los partidos y la necesidad de encontrar nuevas formas". En lo contigente, el PPD asumirá un rol de "colaboración constructiva" con el gobierno de Apruebo Dignidad en donde el partido "no tomará palco", en atención a respaldar todo aquello que diga relación con "los sueños de Chile".
Para el PPD el foco de atención "y nuestra mayor responsabilidad" es "volver a ocupar el espacio político y cultural que hemos perdido", y por tanto, "subir la moral, conversar, dialogar, crear y construir comunidad", en referencia a la convivencia interna y los deberes presentes. (Discursos en https://www.ppd.cl/ppd-en-el-primer-consejo-general-20022-no-tomaremos-palco-frente-al-nuevo-gobierno/ )
Los estatutos: nuestra propia y necesaria reforma "constituyente".
El 59CN fue informado por la mesa directiva de la creación de una comisión de carácter nacional que convocará a los debates necesarios para promover una profunda reforma de los actuales estatutos nacionales del PPD.
Este es uno de los temás más postergados en la historia reciente del PPD. En el año 2008 y luego de un arduo debate el CN aprobó la convocatoria a una primera "Conferencia Nacional de Reorganización" del partido. Sin embargo, por esas cosas que ocurren en los partidos políticos, dicha conferencia ha sido sistemáticamente postergada por las direcciones políticas, especialmente ante la sentida demanda de los militantes por una mayor democracia y transparencia. interna. En el CN del año 2021 (trece años después de lo acordado en el 2008) se acordó ratificar la idea de una reforma de estatutos, encomendándose a la dirección nacional su desarrollo. El voto fue aprobado por unanimidad. No obstante, desde fines de enero del 2021 hasta diciembre, nunca fue constituida la comisión pertinente, a pesar de diversas insistencias en la mesa nacional y la decisión recién surge en enero del 2022.
Finalmente, en el 59CN del 15 de enero 2022 se ha informado que la comisión correspondiente está siendo constituida y deberá iniciarse el proceso de reforma estatutaria, lo que indica que recién, a mediados de este año, la militancia podría conocer un priumer borrador de la nueva estructura constituyente del PPD.
Previamente, la dirección regional metropolitana ya había acordado constituir una comisión regional que inicie este debate sobre dicha reforma asumiéndose que estando vigente dos acuerdos de CN, que no se han cumplido, correspondía hacerlo como dirección regional. La comisión ya cuenta con dos reuniones de trabajo en enero y se prepara un primer planteamiento oficial. Está abierta a quienes quieran participar.
La reforma de los estatutos del PPD tiene como símil el esfuerzo por cambiar la constitución actual. Es decir, no se trata de un debate sobre artículos estrictamente sino sobre el sentido de normas democráticas que no sean soliviantadas y obliguen a garantizar derechos y deberes en un marco de convivencia democrática efectiva. En lo sustancial, implica una reforma constituyente de nuestra democracia interna con la finalidad de transparentar las prácticas políticas y en suma, empoderar un trabajo social, político, y cultural de nuevo cuño para restaurar la esencia del PPD y de sus compromisos con la sociedad civil y el movimiento popular.
Comisión de futuro del PPD.
En el 59CN se informó también la creación de una comisión nacional que convoque a un debate partidario sobre el sentido de ser y futuro del PPD, especialmente considerando una serie de situaciones (políticas, electorales, entre otras) que preocupan a muchos militantes. Este será un debate urgente, necesario y muy vital para resolver el sentido de ser del partido, es decir, el modo cómo el PPD ha de llevar a la práctica de manera real sus valores, principios y bases programáticas que están vigentes, pues los problemas del partido no están ahí sino en el desarrollo de su democracia interna, sus modos de convivencia y sus prácticas.
VOTOS POLÍTICOS.
Luego del debate político, con especial participación de presidentes regionales e invitados fraternales, se votaron diversas propuestas que alcanzaron los siguientes resultados.
a.- Voto político de la mesa nacional (aprobación unánime)
b.- Voto de estructuración de la comisión de reforma estatutaria (aprobación unánime) y se acordó una composición representativa de diversos estamentos internos con criterio de paridad.
c.- Voto por "colaboración constructiva" con el nuevo gobierno (98% de aprobación y 2% de abstención).
d.- Voto del consejo Quirino Lemachez (Ñuble) por restricciones futuras de candidatos/as a cualquier cargo (interno-externo) con antecedentes de violencia intrafamiliar y deudas alimenticias (aprobado 96%, abstención 3%).
e.- Voto de la región metropolitana:
1.- Que el TS emita hasta el primero de marzo la resolución que califica formalmente las mesas directivas comunales (dado que esto está pendiente desde la última elección interna).
2.- Actualizar en la web oficial del partido los documentos relativos a la elección interna y actualización de estatutos.
3.- Que las opiniones de los dirigentes, por motivos políticos, en la situación interna del PPD no sea objeto de sanciones.
Estos tres puntos iniciales del voto político metropolitano fueron aprobados por 66% con un 23% de rechazo y 11% de abstenciones.
Los puntos siguientes, planteados por el Regional metropolitano, concitaron un muy extenso debate en el 59CN:
4.- Que el CN solicite al TS reconsiderar el fallo que prácticamente dejó al PPD de Magallanes sin dirección regional, provincial y comunal.
5.- Y, consecuentemente, que se declare el actuar del TS en el caso señalado como improcedente por afectarse derechos de expresión y por no concurrir la figura de un delito (corrupción, por ejemplo).
Estos puntos del voto metropolitano fueron rechazados por un 46%, aceptados por 31% y con una abstención de un 23%
Lo acontecido con Magallanes es un tema aparte en esta edición. Claramente, la votación del 59CN, de igual forma está señalando un mensaje crítico: el TS no cuenta con el suficiente consenso por su accionar en el caso de Magallanes y esto afecta las confianzas internas.
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Desafiliaciones en el PPD.
En enero del 2016, en pleno gobierno de la presidenta Bachelet y con el PPD siendo parte activa en sus instituciones, el partido contaba con una red nacional de "inscritos" de 106.370 personas. Era uno de los cuatro partidos más grandes en el espectro nacional.
El 14 de abril de ese año, la presidenta estimó necesario que se sincerasen los datos de las militancias en los partidos políticos como un tema de transparencia pública. Se aprobó entonces una normativa legal que obligó a los partidos políticos a refichar a todos sus inscritos, lo que significó una operación administrativa y política de gran impacto pues se obligó a las colectividades a dejar a atrás una estadística, claramente artificial o falsa, de "militantes" no reales. Por cierto, el PPD debió encarar aquello. Ejercía como presidente de la colectividad el entonces alcalde Gonzalo Navarrete siendo Secretario general el entonces concejal Germán Pino quien meses después renunció al partido.
El PPD entró en una agitada campaña no prevista, ahora hacia adentro, para lograr reunir la cifra legal de inscritos que le permitiese seguir existiendo. No fue una campaña fácil. Ya estaban en curso diversos síntomas de descontento social, alejamiento de la cultura partidaria, inercias prolongadas, etc y el interés por afiliarse en el ppd no era suficientemente atractivo, pero la meta fue cumplida gracias a un enorme y agotador esfuerzo, y en enero del 2017 la realidad estadística indicó que de los 106.370 "militantes" (inscritos) hasta el 2016, quedamos "inscritos" oficialmente 30.691 personas, entre ratificados (militantes antiguos) y nuevos inscritos, la inmensa mayoría.
En la reciente estadística del Servel ( https://www.servel.cl/estadisticas-de-afiliados-a-partidos-politicos/ ) el PPD actual registra ahora sólo 28.938 personas inscritas. En relación con el año 2017 esto significa una caída de 1.753 personas que se han desafiliado de esta colectividad, un dato que no ha sido informado oficialmente hacia el interior del partido, especialmente en lo relacionado con la estadística de renuncias mensuales en los últimos seis meses, en donde la curva de desafiliaciones es la más alta y todos los días se suman -gota a gota- nuevas desafiliaciones. Y debiera ser motivo de extrañeza el hecho de que este tema no tenga aun un espacio de debate político pues afecta al PPD en todas sus regiones. Una muestra:
Relación de inscritos por regiones entre el 2017 y 2021: