Editorial

 En esta nueva edición:

* Mujeres del PPD al salvataje del partido.

* Julián Goñi: "¿A dónde vamos?...

* Editorial: "Confiteteor, PPD"



Editorial

Confíteteor PPD.

Domingo Namuncura, editor.

"Confíteor Deo omnipoténti, et vobis, fratres: quia peccávi nimis cogitatióne, verbo, ópere et omissióne". ("Yo confieso ante Dios to­do­poderoso y ante vosotros, hermanos: que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión").

Por siglos, este complejo y duro rito de la Iglesia Católica en sus misas, obligó a pobres y poderosos, a nobles y plebeyos, a arrodillarse -en algún momento de sus vidas o de sus historias o trayectorias- para reconocer que algo no se hizo bien, que las conductas adoptadas no fueron suficientes o quienes debieron hacer algo a tiempo, no lo hicieron (el pecado de omisión, ante el cual muchísimos no escapan).

¿Cuál es la relación de esta introducción con la vida pasada, presente y futura del PPD? Se dirá -con justa razón- que el partido no es confesional. Y es verdad. Pero en términos de cultura general aplicada a la política cotidiana guarda mucha relación.

El PPD tiene mucho que confesar, principalmente, por su compleja relación con tres asuntos de enorme relevancia: sus valores, sus principios, sus compromisos programáticos. Tales aspectos están plena y absolutamente vigentes. Primer pecado: los hemos cumplido de manera relativa y cada vez que ha sido posible, los hemos regateado, en lo económico (con un cierto apego a los "realismos"), en lo cultural (demorando por años la inclusión de pueblos indígenas y mujeres en espacios de poder); en lo social (abandonando a la sociedad civil para priorizar los poderes del Estado) y en lo institucional, en donde se han producido los mayores pecados mediante la soliviantación de la democracia interna y la hegemonía de caudillos, poderes fácticos y todo lo que rodea esto, en desmedro del pueblo militante y sus derechos).

En lo esencial, el pecado principal es el de "pensamiento, obra y omisión". Y esto tiene un carácter universal. Y en un partido político, como en diversas otras instituciones (incluida la propia Iglesia) son pecados comunes, permanentes y que siempre tendrán sus consecuencias.  En la Iglesia de hoy es el juicio público por haber sujetado el pensamiento y la obra para enfrentar la pedofilia y otros males y la omisión respecto de aquello.  En un gobierno, por muchas razones. En una organización social, lo mismo. Se dirá entonces que los partidos políticos están acostumbrados a tales tres pecados: pensar una cosa y hacer otra; obrar de manera tal que lo relevante no sean los valores y principios sino el realismo de los acontecimientos, acompañada de negociaciones vinculadas al poder, y mantener e incrementar sus arcas electorales a un "precio políticamente razonable" ¿personajes mediáticos, connivencia con la farándula? ..Todo puede ser) y lo que sea necesario para aquello, omitiéndose cuestiones fundamentales. Y la pirámide de poder actúa, en estas organizaciones y otras, con descarnada eficacia... Hasta que los hechos colapsan, el magma explota y la masa que ya no quiere seguir siendo desprevenida, despierta.

En las elecciones de mayo 2021 los partidos tradicionales sufrieron un revés histórico. También el PPD, partido que además sufrió un vergonzoso veto político (por lo demás impropio desde otra colectividad) que, sin embargo, tuvo la virtud la de desencadenar en el partido una intensa discusión interna y hace aflorar la necesidad y urgencia de hacer frente, con sinceridad, al momento actual del partido y asumir de verdad una cierta absolución de los hechos. ¿Cuáles?

El PPD fue castigado duramente en la elección histórica más relevante de Chile: los constituyentes. Un partido-eje de varias coaliciones (Concertación, Nueva Mayoría, Unidad Constituyente) sólo logró elegir 3 de a155 constituyentes, los que redactarán una histórica Nueva Constitución. Es un castigo muy duro para un partido con una historia de 34 años. En lo demás: alcaldes y concejales, los resultados han sido meridianamente leves hacia abajo pero la tendencia a ir perdiendo electores en lo municipal, viene desde el año 2008. Hoy hay distritos en donde el otrora PPD gobernó varios municipios, por ejemplo en Santiago. Hoy está totalmente reducido y en varios distritos perdió casi todo, Alcaldes y concejales. Aún así, logró situarse sobre el 5% de votos con una cifra de un 6,6% versus el 11% del 2008.

Dirigentes y estudiosos electorales del PPD respiran tranquilos con tales resultados, pero es evidente que el fenómeno del veto, sumado a la urgente resignación de una candidatura presidencial que luchó para posicionarse y la casi irrelevancia alcanzada en la Convención constitucional pone al pueblo militante del PPD ante una disyuntiva central: o, todo continúa tal como está, (pecado de omisión), o se camina con decisión a una reforma profunda del partido o su disolución, no por la insuficiencia de sus valores, principios o programa sino por su forma de ser y de su quehacer; por el imperio de liderazgos inveterados que han limitado la democracia interna o le han puesto camisa de fuerza por décadas o porque ese pueblo militante ya no está disponible para reconstruir puentes fundamentales con la sociedad civil y sus movimientos.

Hay ideas, muchas, por cierto, para renovar y refrescar el PPD y producir un gran aggionarmento. Y vuelvo a emplear un concepto católico, que fue sustantivo y definitivo con el Concilio Vaticano impulsado por Juan XXIII y que significó un cambio radical de la Iglesia desde los años 60 hasta avanzado nuestro tiempo contemporáneo. Recordemos nada más que el Concilio Vaticano primero fue convocado en 1869. Noventa años después el Concilio de Juan XXIII fue anunciado en 1959 y sus sesiones comenzaron en 1962 hasta 1965 y aquello significó una revolución para la Iglesia y la más estrepitosa derrota de los conservadores que habían controlado el poder eclesial durante siglos. Se trató, sin duda, del hecho histórico más notable.

Pero no le pidamos tanto al PPD. Los partidos políticos son dúctiles. No son lugares de grandes proyectos históricos ni son inmortales. Son, simplemente una comunidad de ciudadanos que se agrupan para definir ciertos valores y principios y poner un sello de progreso, de justicia y de dignidad para las causas sociales y todo aquello funciona bien hasta cuando la lucha por el poder, para lograr caminar hacia el cumplimiento de nobles ideas, va empañando o volviendo opaco el devenir de esa comunidad. 

Sostengo que los problemas del PPD no son ni sus valores y principios y tampoco sus ideas programáticas. En lo cualitativo el PPD ha sido innovador y con capacidad de anticipar los nuevos grandes temas. Esto está así registrado, incluso, en el reciente IV Consejo estratégico del 2019 en donde el PPD fue capaz, incluso, de prever que el país se encaminaba a una muy fuerte tensión (lo que ocurrió luego con el estallido social de octubre) y ante ese diagnóstico, el partido formuló propuestas muy relevantes las que fueron impresas en un libro de bolsillo. 

Los problemas del PPD son de tipo estructural. Guardan relación con nuestra democracia interna; con la relación entre deberes y derechos. Es un partido con una fuerte hegemonía de elites que no tienen contrapeso, y ante lo cual frágiles instancias de dirección no logran imponerse.  Es un partido en donde conviven varios sub-partidos (no corrientes de opinión, que son legítimas). Son sub-partidos con poderes propios (parlamentarios, alcaldes, concejales, elites que interactúan entre sí de manera interesada y logran hegemonizar la vida partidaria). Los dirigentes intermedios se quejan. Cuestionan el centralismo de las decisiones. Exigen mayor "regionalización", pero a la larga terminan reproduciendo en sus ámbitos los mismos males de la superestructura.

¿Todos los partidos políticos funcionan más o menos así?. Sin duda. Pero los partidos con una fuerte tradición institucional pueden soportar mejor estos hechos. Son colectividades con una mayor disciplina y conciencia de la idea de responsabilidades compartidas y socialización de sus deliberaciones. En el PPD esto implica un durísimo aprendizaje, especialmente, cuando se trata de designar candidatos/as a cargos de representación popular.

Ahora bien. A los ciudadanos no les interesa el detalle de estos asuntos internos sino el que un partido político los represente adecuadamente; que sus voceros sean coherentes, que sus representantes populares actúen con cierto decoro y uniformidad (decoro en relación a cuidar la prolijidad de sus planteamientos y ser transparentes en su modo de ser y de actuar).  Se dirá que los políticos son muy exigidos por el pueblo y es verdad, pero acontece que los ciudadanos quieren sentir que pueden confiar en los líderes que eligen y no desencantarse de ellos/as tan rápido.

Es la hora, entonces, del confiteteor: Ante el pueblo militante, ante los electores que nos abandonan y también ante los que siguen votando por el PPD y los ciudadanos: hemos pecado de obra, pensamiento y omisión, y la absolución que pedimos es que nos permitan rehacer todo lo esencial para volver a recuperar y restablecer la confianza del pueblo chileno.

Lo bueno de este proceso es que están las condiciones para aquello. Una Directiva Nacional convocada en forma extraordinaria, luego de cinco horas y media de un intenso debate ha abierto las puertas a un aggionarmento del PPD, con plena y ancha participación de todos/as. Será un proceso que comienza en medio de agitadas decisiones de primarias, campaña presidencial y -la prueba de la blancura- la designación de candidatos/as al parlamento que tendrán, entre otras tareas, la misión de conversar con el pueblo chileno.

Un aggionarmento,  que ahora sí requiere de la mayor responsabilidad de militantes y dirigentes, para abordar con menos retórica y mayor sinceridad lo que realmente cada cual estamos dispuestos a asumir y hacer. En ese sentido, el reciente manifiesto de la Secretaría Nacional de la Mujer y el planteamiento de otros dirigentes e instancias como la red nacional indígena del partido y de varios dirigentes regionales y comunales del PPD, son magníficas señales en cuanto a que el partido tendrá en breve plazo su propio "Concilio Vaticano", pero esta vez sin omisiones de ningún tipo y, claro, emergerá una generación de liderazgos que asumirá la conducción del PPD, o como se llame a futuro. Lo esencial en este proceso es que nuestros valores y principios están intactos y vigentes. Lo mismo, nuestras bases programáticas.

*******************

Manifiesto de la Secretaría Nacional de la Mujer.

Mujeres del PPD apuestan por liderazgos femeninos y feministas para salvar al partido.

Encuentro nacional por el Día Nacional  de la Mujer, 8 de marzo 2021.

"En el contexto post elecciones del 15 y 16 de mayo y sobre el futuro inmediato y mediato del Partido por la Democracia, señalamos:

1. Cualquier decisión respecto a los destinos del PPD, debe ser el fruto de un proceso de reflexión, debate, diálogo y sanción de los y las militantes del PPD. Las decisiones colectivas y participativas, son las únicas que asegurarían la tranquilidad para sus militantes.

La determinación de las resoluciones que se establezcan, podría ser abordados en un Consejo Nacional, plebiscito u otro mecanismo que una amplia institucionalidad democrática determine y sobre todo en base a acuerdos que se adopten.

2. Nuestra SNM apuesta por apoyar a quienes están en pleno desarrollo de segundas vueltas para Gobernaciones Regionales y fortalecer sus opciones. Seguimos disponibles para colaborar en temáticas de equidad de género y otros.

Así también, creemos indispensable estar en estrecha comunicación con nuestros constituyentes electos, para que lleven una visión colectiva de los derechos sociales que nos apremian y queden afirmes como garantías en la nueva constitución. Debemos apoyar a todas las autoridades electas para que representen los postulados, principios y valores que nos movilizan y que confiamos grafiquen en sus acciones.

3. Creemos urgente una renovación de liderazgos que estén en la primera línea pública y en las decisiones.

Todas sabemos el importante rol vanguardista que el PPD ocupó el un espacio de la sociedad chilena en los años 90’, su defensa por el medio ambiente, derechos de las minorías sexuales, mujeres y pueblos originarios, entre tantos otros tópicos. Queremos volver a ser el partido líder y transformador con ideas que contribuyan a los desafíos que el Chile del siglo XXI nos muestra.

En 2019, y luego de un Congreso Ideológico, renovó y actualizó sus “banderas de lucha” aún más compenetradas con la democracia y el socialismo democrático.

Nuestras banderas están muy lejos de haberse agotado, pues la lucha por la justicia social jamás pasará de moda. Lo que debe renovarse es la “plana dirigente”, con la que la ciudadanía identifica al PPD. Es indiscutible el aporte de ellos y hay gratitud, pero ahora pueden poner a disposición esta experiencia desde otros espacios colaborativos.

Es indispensable dar paso a liderazgos femeninos y feministas que representen la fuerza que nosotras sí tenemos para dar la cara a la ciudadanía y atrevernos a realizar los cambios necesarios que nos reconecten con el Chile del 2021. Somos mujeres que vamos con las manos limpias y la frente en alto. El PPD cuenta con gran cantidad de mujeres con historia social, trabajo territorial, con una forma de trabajo cooperativo y horizontal que hacen participativas a sus comunidades.

La ciudadanía debe encontrar en nuestra dirigencia una propuesta de contenido, ética y estética, que conecte con los desafíos y exigencias actuales.

4. Es imprescindible profundizar la democracia interna y la transparencia en todos los procesos de decisión.

En un partido político lo natural debe ser realizar procesos democráticos internos porque esto contribuye a una permanente “oxigenación” y la emergencia de nuevos liderazgos. Estos liderazgos deben tener la oportunidad de representar al partido en los territorios, de acuerdo a mecanismos establecidos con anterioridad y por tod@s conocidos. En otras palabras, tener claridad de “las reglas del juego” y que se respete la institucionalidad vigente, asegurando el accionar objetivo y trasparente de toda instancia resolutiva.

5. El centralismo va de la mano con el “machismo” y la forma vertical de relacionarse. Participar, opinar, disentir respetando las visiones divergentes, es parte de la cultura que queremos fortalecer. Dejar la mirada solo desde “Santiago” y respetar las decisiones de cada región, es vital para una mejor convivencia.

6.- Así entonces el PPD debe pasar de la adolescencia tardía a una adultez responsable en que veamos menos “culpa” en el resto y asumamos las responsabilidades de nuestras acciones, omisiones y las debidas sanciones al respecto.

Accionar bien es el piso, lo básico y lo que se espera de quienes están vinculados a la ciudadanía. No podemos esperar que nos aplaudan por hacer lo que “debemos hacer”. Parte de aquello es ser coherente entre el discurso y la realidad. La consistencia de estos elementos es indispensable para que vuelvan a confiar a nosotr@s.

Finalmente, instamos a profundizar el trabajo colectivo y las visiones conjuntas que nos hagan identificables ante la ciudadanía. Dirigencia partidaria, parlamento, mundo municipal, constituyentes, sería positivo tengan un hilo conductor y no sigamos siendo y pareciendo una suma de intereses individuales. A todos nos une las ganas de aportar a un Chile mejor, mayor bienestar para las familias, salud pública, educación de calidad, pensiones decentes, trabajos bien remunerados, una economía sana con respeto a la naturaleza, espacios públicos seguros, territorios y espacios libres de violencia, entre muchas otras necesidades.

Nos interesa una sociedad donde las mujeres estemos libres de violencia, comenzando por un partido sin violencia política de género y con paridad concreta.

Día a día vamos contribuyendo a un mejor país, a una mejor política y eso es lo que hacemos a través de nuestras acciones y es el espíritu de esta declaración"

*******************

Opinión


Quo vadis PPD.


Julián Goñi, Osorno.


Para definir a dónde vamos, creo

 que debemos reconocer primero 

de dónde venimos y quiénes 

somos. En ese contexto

es que planteo algunas

reflexiones.




El PPD parte como un partido instrumental que define un Ethos que ha marcado de manera consciente o inconsciente su devenir. Nace para sumar voluntades de ciudadanos que más allá de sus posiciones ideológicas tradicionales de ese momento, colaboran para derrotar a la dictadura en su propia cancha, el Plebiscito. La Pregunta entonces es ¿Por qué  una vez cumplido ese objetivo no se disolvió? O bien ¿Qué fuerzas y voluntades lo mantuvieron en la escena política?. En este contexto el PPD se consolida como una fuerza política relevante con presencia en el Gobierno, Parlamento y las estructuras del estado a nivel regional local. Es más, a pesar de los momentos de gran convulsión por los casos de corrupción en la Política que golpearon en especial al PPD ¿Qué fuerzas posibilitaron que el año 2017 el PPD se inscribiera como partido político?

¿Quiénes somos?: 32 años después, se celebra el IV Congreso Ideológico y Estratégico. En su texto oficial establece que “El PPD se define para esta nueva época como un PARTIDO PROGRESISTA de IZQUIERDA DEMOCRATICA y LIBERAL. Y que como orientación central para el Chile y el mundo de hoy se declara FEMINISTA, VERDE y DE FUTURO”. En su declaración Pública la Directiva Nacional plantea que su objetivo es el fortalecimiento de la izquierda progresista y democrática a través de una candidatura presidencial única del sector para llegar a la papeleta en noviembre próximo, estableciendo que una primaria es solo uno más de los mecanismos para ello. El día de hoy el PPD es parte de una coalición política como es Convergencia Progresista (PS-PPD-PR) y de un pacto electoral Unidad Constituyente, que en el caso de las elecciones de Gobernadores, Alcaldes, Concejales y  Constituyentes forma alianza con Nuevo Trato y conforman la Lista del Apruebo. Es lo que somos a nivel político y electoral y ratifica el domicilio político del PPD, la centroizquierda chilena.

¿A dónde vamos?: Las bases del futuro de nuestro país se están construyendo hoy, y no solo en el ámbito constitucional, sino que también en la capacidad de dar sustento político a las fuerzas del cambio. Sin lugar a dudas que en los contenidos y alcances de esos cambios están las diferencias que hoy complejizan la instalación de una alternativa de gobierno que convoque a los ciudadanos a esta nueva épica.

Desde mi perspectiva, en lo central, esto requiere de un debate ideológicamente honesto y políticamente sostenible. Al respecto me parece coherente lo que ha planteado nuestro Candidato Presidencial como estrategia de alianzas, construir escaladamente, a partir de las convergencias de proyectos de país. Similar estrategia se ha sostenido desde los distintos partidos de oposición. El PPD debe hacer su parte. Fortalecer Unidad Constituyente y desde ahí ampliar la alianza a la Democracia Cristiana, Ciudadanos y Nuevo Trato. Desde ese posicionamiento consolidar una alianza de gobierno sustentado en un Programa de Cambios con los mínimos aceptables para el conjunto más amplio posible de las fuerzas opositoras, como el Frente Amplio, el Partido Comunista, La Federación Regionalista Verde y Social, y en especial las expresiones de independientes que hoy están presentes en los distintos territorios de nuestra geografía. Los medios para lograrlo deben ser el instrumento, no el fín.
 
Julián Goñi Melias.
PPD Osorno.

**********************

1 comentario:

JUAN GODOY dijo...

El PPD debe transitar de un partido instrumental para alcanzar la democracia en los 90, a un partido instrumental para los intereses de la elite en los 2000. Actualmente mantiene este último propósito, combinado con ser el niño símbolo de la corrupción y las malas prácticas.
Creo que hoy el PPD debe ir hacia los territorios (instalarse de verdad), abordando temas de nicho (medio ambiente, manejo moderno e innovador de la basura domiciliaria, matriz de energías limpias, feminismo, animalismo, apoyo a los adultos mayores vulnerables -enfoque de derechos- etc.) con nueva camada dirigencial.

Comisión Nacional Electoral