La fumarola blanca: Habemus unidad y consulta popular
Unidad Constituyente realizará una consulta-primaria ciudadana el sábado 21 de agosto, con voto presencial.
Primarias entre la izquierda y la derecha.
El dato relevante de la elección primaria del 18 de julio es que la centroizquierda, que lideró 24 años de gobiernos democráticos, estuvo totalmente ausente.
los efectos de esta elección primaria.
1.- La campaña previa les había permitido a los candidatos Daniel Jadue (PC) y Gabriel Boric (FA) y a los candidatos de derecha exponer muy ampliamente sus puntos de vista, sus propuestas y también sus contradicciones ante un gran auditorio nacional. Y eso, en todo tipo de campañas, es un factor fundamental. Por tanto, la izquierda y la derecha definieron su candidato (todos hombres) en medio de un despliegue importante de votantes y podrán encabezar sus respectivas coaliciones con toda comodidad.
2.- Sumidos en un berengenal, los partidos de la centroizquierda (DC,PPD,PS,PR entre los principales ejes y los sumados Ciudadanos y Pro) aún se debaten entre alternativas que no cristalizan. Y conforme avanzan los días (que no se recuperan) la idea de una primaria convencional (no oficial) entre Narváez y Provoste Campillay (diaguita) se aleja inexorablemente, por mucho que se siga trabajando-incluso- con la idea de una votación electrónica, que supone todavía ventajas y riesgos no suficientemente probados.
La historia de este último tiempo en la centroizquierda está poblada de circunstancias desafortunadas. Una primaria interna presidencial en el PPD (contienda entre ex ministros Vidal-Muñoz) terminó con el triunfo del ex canciller y el inicio de un tipo de campaña presidencial partidaria que hasta hoy es motivo de estudio y controversias. El desenlace fue la resignación del candidato PPD en favor de Paula Narváez (PS), que emergió con fuerza entre diciembre y enero y finalmente, con todo su empeño y voluntad, se ha mantenido en lugares discretos de las encuestas, generándose en el PS -su partido- diversas inquietudes. En su entorno se han integrado un destacado grupo de militantes y profesionales que han preparado un bien acabado programa de gobierno. Los datos actuales son que su mejor oportunidad radica en una medición primaria, la que ya no fue posible en esta primaria oficial del 18 de julio y se ve todavía un tanto más lejana conforme pasan los días.
En el PDC emergió la figura de la senadora Rincón. Se desplegó en el país pero finalmente su Consejo Nacional se dividió en una votación en donde no logró la unanimidad y con ello se instaló la convicción de que sería difícil remontar su perfomance. Todo esto en medio de otro proceso que fue marcando el ascenso de la presidenta del senado, de origen indígena, Yasna Provoste Campillay, hoy una -o tal vez- la mejor carta presidencial del PDC. Entre medio de todo este proceso, muchos dimes y diretes.
En el Partido Radical, con un buen resultado en la elección de concejales, el CEN resolvió levantar la candidatura presidencial del Abogado Carlos Maldonado. Cuando no se pudo materializar la idea de una primaria común en la coalición Unidad Constituyente, se definió llegar hasta la primera vuelta de noviembre. Hoy, el PR ha relativizado en parte aquello para cooperar en la tarea de lograrse una primaria intern o consulta ciudadana no oficial o alguna forma de acuerdo político.
En el PRO, la candidatura presidencial de Marco Enríquez Ominami sería natural hoy de no mediar la situación jurídica que enfrenta y ante lo cual los tribunales aún no resuelven en derecho. Y Ciudadanos, al parecer prefiere poner su mirada en un eventual acuerdo parlamentario, sin descartar -por cierto- una propuesta presidencial.
Los efectos de la primaria oficial del 18 de julio.
Lo natural, en el caso de la derecha, era que Joaquín Lavín fuese ungido con las preferencias electorales del mundo conservador. Con más del 60% de los sufragios su contendor más cercano, Sebastián Sichel lo superó y ambos dejaron fuera de competencia a Briones y Descobrdes. El resultado en la derecha es sorprendente . En los debates presidenciales quedaron marcados los déficit de los contendientes: una candidatura de un ex ministro de Hacienda del régimen que tiene que seguir brindando muchas explicaciones de su gestión; un ex diputado devenido en Ministro de Defensa, que habría coservado mejor su capital parlamentario y no arriesgarlo, y otro ex Ministro, vinculado a Desarrollo Social y luego como presidente del Bancoestado que, sin embargo, supera al histórico candidato Joaquín Lavín y se impone en el liderazgo de Chile Vamos.
Paradojalmente todos ellos se desmarcaron con rapidez del gobierno en que compartieron enormes responsabilidades, pero como la derecha tiene que concentrar sus energías en un solo candidato, quien resultaba como el más natural o mejor situado en su ADN, sería Lavín, poseedor además de una enorme ductilidad política. Pero los votos del mundo conservador determinaron un rumbo distinto.
Para la izquierda PC y sus aliados la derrota del alcalde de Recoleta, la figura presidencial mejor posicionada en campañas presidenciales del sector desde Pablo Neruda en 1970 (que rápidamente resignó en favor del socialista Salvador Allende) y Gladys Marín, es un muy durísimo golpe para el PC y sus aliados. Jadue había logrdo superar muchas vallas en el imaginario social hasta situarlo en un lugar relevante entre miles de votantes. No obstante, su desempeño público y luego en debates televisivos (maldita televisión, dirán algunas personas) dejó entrever errores de comunicación, varias limitaciones y una cierta dosis de sobreestimación que tuvieron sus efectos, especialmente, en potenciar a un candidato claramente nuevo, proveniente del Frente Amplio, Gabriel Boric, que mostró mayor aplomo, compostura y -algo sustancial- calidad argumentativa y todo esto en pocas semanas y días, logrando instalar en el imaginario social el hecho de que entre ambos candidatos hombres la elección podía arrojar sorpresas. Y aquello ha ocurrido, obligando a la izquierda liderada por Jadue a beber un trago amargo.
Era inimaginable una nueva derrota presidencial del PC. Jadue y Lavin en primera vuelta, ofrecían un desafío interesante para que la centroizquierda saliera-rápidamente-del berengenal y defina una candidata que convoque a una sociedad que quiere cambios en medio de una convivencia pacífica y justa. Jadue como candidato de la izquierda habría enfrentado críticamente a la derecha y la centroizquierda concertacionista, coalición que tendría buenas oportunidades para enfatizar los grandes logros de 25 años de gobierno con espíritu autocrítico sincero y con un compromiso de cambios con paz y justicia. La derecha golpearía fuertemente al candidato de la izquierda e intentaría disolver los argumentos de la centroizquierda. Estos escenarios ahora se han modificado: el electo candidato presidencial del Frente Amplio proyecta una imagen menos confrontacional aunque igualmente crítico. Su gesto, notable, el 15 de noviembre del 2019 en cuanto a firmar el Pacto Social que abrió las puertas a una nueva constitución, le valió enormes críticas incluso en su sector, pero se repuso de aquello y logró instalarse hasta el liderezgo alcanzado hoy. Su campaña presidencial, de sello progresista tendrá que encarnar parte de las propuestas programáticas del comando de Jadue y de su propio programa, ambos coincidentes en varios aspectos. Boric tendrá que abrir puentes hacia el mundo social de los independientes progresistas y está por verse cuál será su relación con la centroizquierda.
La Unidad Constituyente se enfrenta ahora a un serio dilema: la definición de una candidatura presidencial ya no admite dilaciones. No estuvo presente en esta primaria oficial, permanece como desafíó alcanzar un acuerdo para nominar una candidatura. Y esto es un tema de pocos días más.
Editor
(los que resolvieron que la democracia en un partido político
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