52° Consejo Nacional del PPD
Presidente del PPD, HeraldoMuñoz
"La pandemia cambió la agenda política"
"El sentido común de
la gente mudó desde el malestar y la rabia, al miedo al contagio, el miedo a la
muerte propia y de los más cercanos. Y el miedo a la incertidumbre y al hambre"
Texto de su intervención ante la asamblea del Consejo Nacional,
reunida on line en todo el país, el sábado 9 de mayo 2020.
Estimados compañeros y compañeras:
foto revistaopinion.cl |
Estamos en un Consejo Nacional histórico. Por primera vez en
nuestra trayectoria partidaria nos reunimos de manera virtual, más de 350
consejeros y militantes.
Hemos estado en estrecho contacto por esta vía con la Mesa
Nacional, la CP, los presidentes regionales y con los alcaldes del partido,
entre otros. Nos tendremos que acostumbrar a la realidad virtual que, al menos,
equilibra la presencia de compañeras y compañeros de regiones apartadas. El
COVID-19 cambió la agenda pública. Y la cambió en Chile y el mundo.
El estallido social del 18 de octubre, las movilizaciones, las
demandas sociales el plebiscito constitucional, la reforma tributaria pasaron a
un segundo plano por la emergencia sanitaria. La urgencia de prepararnos para
el plebiscito y la franja televisiva fueron reemplazados por los reportes
diarios de contagios y las cuarentenas.
El sentido común de la gente mudó desde el malestar y la rabia, al
miedo al contagio, el miedo a la muerte propia y de los más cercanos. Y el
miedo a la incertidumbre y al hambre. En esta coyuntura tenemos que centrarnos
en varios temas vinculados: 1) el manejo sanitario/político de la pandemia, 2)
las medidas económicas y sociales que se han propuesto, 3) el calendario
electoral-plebiscitario (Oposición), y 4) la post-pandemia.
1) El manejo Sanitario. El gobierno adoptó una estrategia
diferente a los países más exitosos en el control de la pandemia como Nueva
Zelandia y Corea del Sur. Estos países realizaron cierres tempranos, y,
paralelamente, testearon agresivamente, rastrearon contactos de los contagiados
y aislaron a los contagiados, ya sea sintomáticos o asintomáticos. Chile ha
testeado alrededor de 10 mil personas por
cada millón de habitantes, y Nueva Zelandia 30 mil por cada
millón.
Aquí, se optó por cuarentenas flexibles y dinámicas, testeos
reducidos (excepto en los últimos días donde han subido), ausencia de rastreos
rigurosos de contactos, y aislamiento limitado de contagiados en lugares
apropiados.
El gobierno esgrime el éxito de su estrategia en las proyecciones
iniciales de la pandemia (efectivamente, a inicios de marzo el Colegio Médico
proyectaba 40 mil contagiados hacia inicios de Abril, cuando hoy son 26.000).
Pero, los contagiados por millón de habitantes son más 1.200 en Chile, cuando comparativamente
son: 186 en Colombia, 119 en Argentina, 190 en Uruguay, y 65 en Paraguay. El
Gobierno responde que Chile testea más que en toda América Latina y que
lideramos en la OCDE, y por eso los contagios mayores. Pero no es verdad que
Chile sea de los países que más testean entre los miembros de la OCDE, pues
nuestro país está al fondo de la tabla en el puesto 32 de 37. Nuestro testeo es
mucho menor que el de países comparables, como Nueva Zelandia y Australia. Y no
tenemos rastreo, aislamiento, red de Asistencia Primaria activada, y
financiamiento debido de trabajadores y familias que deben quedarse en casa.
Demás está mencionar la conducta errática del ministro Mañalich,
sus peleas con los alcaldes, el comportamiento bizarro con el embajador de
China, etc. La personalidad no es excusa para las decisiones erradas. Aun así,
en la Oposición hemos respetado las decisiones adoptadas por la autoridad
sanitaria. Nadie quiere que al Gobierno le vaya mal en circunstancias de crisis
donde se pierden vidas. Pero el Gobierno debe saber escuchar.
Una de la decisiones más dañinas y erráticas fue el llamado
prematuro a la nueva normalidad, o a un “retorno seguro”. En vez de la cautela,
se nos dijo que podíamos tomarnos un café o una cerveza en público, que los
colegios volverían en mayo, que los funcionarios públicos tendrían que estar en
sus puestos presenciales en abril, y que se podrían abrir los malls. Y, claro,
se produjo el evidente relajo cuando no habíamos aplanado la curva, ni llegado
a una meseta. ¡Por eso, no extrañó la fiesta de 400 personas en Maipú! Y la
dicotomía entre salud y economía es falsa. No se trata de optar entre vida humana
y actividad productiva para vivir. El punto es cuando salir del confinamiento
para retomar la actividad económica, para no retroceder como ha ocurrido en
algunos países.
Se tuvo que dar marcha atrás en la RM decretando una cuarentena a
casi 5 millones de chilenos/as en comunas del gran Santiago. De cuarentena
selectiva pasamos a lo que muchos proponíamos hace rato: una cuarentena
generalizada. Por consiguiente, ya que esto no se hizo en marzo, ahora puede
haber un fuerte stress en el Servicio de Salud Metropolitano.
El problema es que observamos una estrategia pandémica desigual;
en las comunas de altos ingresos donde los contagios han decrecido o se
mantienen más o menos estables porque hay condiciones para el aislamiento
social, vs. Las comunas de bajos ingresos donde esas condiciones no existen. Lo
mismo ocurre en comunas o regiones donde solo la presión ha permitido que la
autoridad sanitaria central dicte cuarentenas y las ayude con más ventiladores
u otros insumos médicos.
2) Vamos a las medidas económicas y sociales para aliviar los
efectos de la pandemia en los trabajadores, en los trabajadores informales y a
honorarios, y en las PYMEs. Este es un punto clave donde nuestra postura ha
sido: las personas primero. La Oposición, y el PPD en particular (junto con la
Convergencia Progresista), hemos actuado constructivamente, haciendo propuestas
bien fundamentadas, con números y financiamiento. Dijimos que el primer paquete
era insuficiente pues
de más de US$11.000 millones, sólo 4.500 eran gasto efectivo, y
que el bono COVID-19 era absolutamente insuficiente para llevar alivio a las
familias.
Con miras al 2º paquete, nos reunimos (yo directamente con el
Ministro de Hacienda) y luego los presidentes de los partidos de la
Convergencia Progresista y le entregamos una propuesta concreta centrada en
beneficios para los trabajadores informales y las PYMEs. Algo acogió el ministro,
pero se quedó muy corto. Si no hay traspaso de recursos suficientes a las
familias de las personas a quienes les pedimos que se queden en casa,
obviamente que saldrán a buscar el sustento para sus hogares, especialmente
quienes viven del ingreso diario.
En el PPD, constituimos un potente equipo de médicos,
especialistas en salud y economistas para elaborar propuestas integrales. Y un
punto principal que postulamos es que el traspaso de recursos a las familias no
es sólo una estrategia económica, sino una estrategia sanitaria. Ambas son
absolutamente interdependientes. O, puesto de otra manera: para evitar un mayor
shock económico-social, hay que controlar la pandemia con medidas rigurosas y
claras.
¿Por qué hemos insistido en un Ingreso Familiar de Emergencia de
monto mayor y sin disminución mensual?: porque creemos que la ayuda económica a
las familias de clase media y más vulnerables no debe ser por el “cuenta gotas”,
y con excesiva focalización del gasto, pues es la hora de llegar con recursos
sin retraso y de manera contundente a las familias, para que no salgan de su confinamiento
y/o sobrevivan sin empleos.
Hemos propuesto un ingreso familiar asegurando que cubra los
valores de la canasta familiar para la línea de la pobreza: $90 mil por persona
de cada grupo familiar (en vez de $65 mil que propone el gobierno). Nos parece
razonable lo que hemos propuesto (el PPD, PS y PR emitimos una declaración
pública al respecto). El gasto público en Chile ha aumentado menos ahora que
con ocasión de la crisis subprime de 2009 (5 puntos del PIB en 2020 vs 8 puntos
en 2008); los programas de emergencia de Chile son inferiores a la mayoría de
los países de la OCDE, y también Perú; la deuda pública se encuentra en los
niveles más bajos de la OCDE y de A. Latina: el Gobierno colocó bonos en el
exterior por US$ 2.000 millones en términos muy convenientes; y Chile cuenta
con Fondos Soberanos del orden de US$ 20.000 millones. No decimos que haya que
gastárselo todo, o endeudarse sin límite. Solo que son necesarias medidas
extraordinarias para momentos extraordinarios.
3) El calendario electoral-plebiscitario pasó a segundo plano,
pero está en el horizonte cercano. Por razones más que obvias tuvimos que
postergar el plebiscito para el 25 de octubre y atrasar el calendario
electoral, incluyendo las elecciones municipales para el 11 de abril próximo.
En el PPD alcanzamos a grabar la franja televisiva (¡aunque aún debemos
pagarla!
El Gobierno quizás percibió que, con la pandemia y la mejora relativa
en las encuestas del presidente, se podía postergar o derechamente terminar con
el plebiscito. ¿O fue una señal del presidente a su mundo? Hay quienes derechamente
no quieren el plebiscito y se arrepienten de haber acordado realizarlo. Por eso
en el Gobierno salieron a advertir que podría postergarse por razones sanitarias,
cuando, paralelamente, nos decían que ya era tiempo del retorno seguro. En
otras palabras, podíamos ir a los malls, pero no a votar en 6 meses más Y
Piñera agregó que la “recesión económica” podía hacer postergar el plebiscito.
Por eso, el PPD lideró una declaración de un amplio arco opositor donde dijimos
que “las democracias sanas no postergan sus elecciones” y no transgreden sus
acuerdos constitucionales.
La Derecha no percibe que el plebiscito no es un acto electoral
más, sino que el resultado de un acuerdo histórico que permitió que no
colapsara el andamiaje institucional. Alguien dijo: ni siquiera Pinochet
postergó el plebiscito de 1988. El Gobierno y el oficialismo ya piensan en las
elecciones municipales. Nosotros también debemos retomar ese trabajo, en
circunstancias muy diferentes. No hemos completado nuestros equipos de
candidatos/as a concejales, por ejemplo. Si bien la tarea principal estará en
retomar la labor para el plebiscito, el trabajo municipal se nos vendrá encima.
4) La Post-Pandemia. En unos meses más, no sabemos cuántos,
seremos un país más pobre y en recesión. Será imprescindible retomar la
discusión para un gran Pacto Social que pueda contener las reformas sociales
profundas expresadas en el estallido social. Será un Pacto Social con visión de
mediano plazo, con una estrategia de crecimiento económico sostenido, con
medidas de responsabilidad fiscal, con justicia tributaria. Y habrá que
rediscutir la estrategia de desarrollo del país, para dejar atrás el modelo
neoliberal hacia un Estado de Bienestar. Algo bueno, si se puede sacar
alguna conclusión positiva de la crisis pandémica es que ha habido
una revalorización del Estado. Hoy todos miran a la autoridad, cuando hasta
hace poco el individualismo reinaba. Ahora, el Estado debe proteger a los
ciudadanos; el Estado debe regular y rescatar empresas. Quizás entonces, se
fortalezca la opción socialdemócrata. Es una de las tareas sobre las cuales
habrá que reflexionar en la Convención Constitucional. Un par de palabras
finales sobre el “qué hacer”.
No desviarnos de lo principal: la salud de la gente está primero y
eso es lo que debemos promover desde la Oposición de manera prioritaria, y con
propuestas constructivas.
Alivio para los trabajadores, los informales, los cuentapropistas,
los a honorarios, las PYMEs. En definitiva, nuestra brújula debe estar en la
dirección de proteger a los más vulnerables.
Insistir en: Distanciamiento Social, testeos de población de
riesgo, rastreos de contactos (con cuadrillas de funcionarios), aislamiento en
cuarentena de contagiados, y financiamiento para quienes tengan que quedarse en
casa o en recintos de cuarentena.
Mayor protagonismo para los alcaldes, municipios (financiamiento)
y, particularmente, para la red de Atención Primaria en esta
pandemia. Y el enfoque no puede ser centralista, sino con sentido regional y
comunal.
Después de la pandemia, centrémonos en el calendario electoral.
Pero primero en el plebiscito.
Unidad sustantiva de la Oposición, en el entendido de que no somos
una sola, como tampoco es la Derecha. Nosotros en el cono PPD hemos hecho la
pega, hemos impulsado la Convergencia Progresista y los acuerdos en la
Oposición, cada vez que ha sido factible.
El desafío que tenemos es como pensar el país en las nuevas
circunstancias desde la ética, los valores progresistas y la realidad. La
nuestra es una generación privilegiada. Seremos los primeros en la historia
nacional en votar por una nueva constitución y, muy probablemente, en
elaborarla democráticamente. Y somos la generación de la mayor pandemia en 100
años, y deberemos ser capaces de salir juntos de ella. Nunca habíamos tenido
tamaños retos. Pero estos son los tiempos que nos tocan. Enfrentémoslos con un
sentido de comunidad, con sabiduría y con decisión. Gracias.
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