Editorial

 Girardi, más allá del desencanto y la rabia social.

Los factores que podrían apuntar a una derrota estratégica de la centroizquierda.

El senador Girardi en más de 33 años de militancia en el Partido Por la Democracia y en el futuro, será recordado como un personaje controvertido, audaz, perseverante, innovador, y etc. Habrá más adjetivos, que en ocasiones no permiten ver lo sustantivo que han sido algunos de sus importantes aportes en la configuración del PPD.  Si no destacase la crítica a ciertas prácticas probablemente Girardi entraría a esa galería de políticos notables por su pensamiento, más que por ciertas acciones. Hoy, con su entrevista en un diario nacional abordando con franqueza los dilemas de este momento, aporta una buena contribución al debate político que encara el PPD.


Veamos algunas afirmaciones con las cuales es muy difícil no coincidir plenamente:

Una izquierda tradicional, sin propuestas de futuro.
* "La izquierda y la derecha viven rehenes del "presentismo" y de la inmediatez. No tienen visión estratégica ni de futuro".
* "La política general está condenada a lo que llamo una obsolescencia progresiva".
* "Es una crisis de sociedad, donde la democracia y el Estado son cada vez más irrelevantes y no son capaces de garantizar gobernabilidad".
*"Hay un déficit de la izquierda, que es su mayor pecado, de no haber podido construir un futuro para Chile".
*"No se puede ofrecer futuro, una vida mejor, sólo representando el desencanto, la rabia y la frustración. Lo que hace la izquierda tradicional es ofrecer una propuesta de futuro de un mundo que ya no existe".

Problemas
*"La izquierda progresista se ha transformado en irrelevante: los chilenos no nos ven como potenciales transformadores de la sociedad hacia un Chile mejor".
*"No es solo el problema que marque poco (Paula Narváez, Heraldo Muñoz, Ximena Rincón...) Es que a sus partidos la sociedad no les confiere confianza".

¿Prioridad: derrotar a la derecha?
*"Podemos tener una derrota política si perdemos una elección. Pero si no constituimos un nuevo referente y una nueva identidad, podemos perder pero va a ser una derrota estratégica".
*"El gran desafío que tenemos es rearticular una fuerza progresista a partir del PS-PPD, pero con ciudadanía y otros actores. Lo que debiéramos tener es una Nueva Mayoría, más el FA y la ciudadanía".
*"Si vamos a una primaria legal sin habernos constituido como mundo progresista vamos a ser irrelevantes".

Los dilemas electorales.
*"Solo por la ingeniería electoral ni Heraldo ni Paula  van a tener una mejor opción de legitimidad frente a la ciudadanía. Heraldo y Paula marcan entre dos y un punto, y no es solo responsabilidad de ellos, sino que también de nuestro mundo que no representa el imaginario de los chilenos".

La relación PS-PPD.
*"Es clave que haya una candidatura única, no está en cuestión. El problema es cuál mecanismo da más legitimidad...¿Que el comité central PS y el consejo del PPD voten y ser una resolución de ambos partidos o que sea una decisión de 500 mil chilenos?...Yo pienso que este es el que tiene mayores ventajas".

¿Y si un/a candidato PS-PPD se baja?...
*"Eso depende de ellos. Hay que ser muy respetuosos. Cuando Bachelet fue candidata  las dos veces era evidente  que era quien mejor  representaba  los anhelos y esperanzas de los chilenos....Si mañana cualquiera de los dos (Narváez-Muñoz) marcara 10 puntos y el otro uno, no habría mucha duda de lo que hay que hacer".

Los dichos y los hechos.

Varios de los argumentos de Girardi en esta entrevista ya fueron parte de los debates realizados en el PPD con motivo del IV Consejo nacional estratégico del 2019. De partida declaramos el fin de un ciclo de 30 años desde el triunfo del NO en 1988 hasta el inicio del nuevo siglo, y señalamos que "El ciclo que se inicia se da en medio de una nueva era a nivel global caracterizada por un cambio civilizatorio, por una crisis ecológica estructural, así como por la irrupción y disrupción que produce la gigantesca revolución tecnológica, en la infotecnología, en la biotecnología y la inteligencia artificial. La humanidad vive un cambio muy profundo que es a nivel civilizatorio y evolutivo".

El PPD anticipó hace dos años y meses lo que hoy el senador remarca con especial énfasis. El documento oficial de conclusiones de ese IV Consejo estratégico del 2019 se explaya ampliamente en las características de este cambio y se advierte que "este ciclo se inicia en Chile en medio de una crisis definitiva de la república elitista y la obsolescencia de sus instituciones". Por tanto, se propone en el 2019, que "la centroizquierda y el PPD tienen que reinventarse" tanto sea "por una revitalización ética-valórica como por la necesidad de terminar con la tremenda ruptura entre política y sociedad, y porque tenemos que ser capaces de responder a los temas del futuro, que ya están aquí".

En tal sentido, se señala en el documento oficial del IV Consejo estratégico del 2019, "el PPD tiene la obligación de reinventarse y responder a los anhelos y causas del Chile de hoy, como lo hicimos en el pasado, poniéndonos en la avanzada de esos desafíos con capacidad innovadora y anticipatoria. Este desafío involucra también renovar la cultura del progresismo, llenándolo de nuevos contenidos y apostar a un renacimiento del PPD".  A continuación todo el documento del IV Consejo estratégico está plagado de ideas nuevas, contenidos con semilla de futuro y apuntando hacia un nuevo ciclo, elementos que Girardi reitera en su entrevista de hoy.

¿Porqué, entonces, tenemos esta sensación de que el PPD no avanza en la tarea de renovarse y recuperar la confianza ciudadana?

Girardi lo resume en cuanto a que, entre todos los partidos, el PPD es un partido "rehén del presentismo y de la inmediatez". No menciona al PPD pero lo hace cuando señala a toda la izquierda e incluso a la derecha . Y tiene razón. El PPD se ha ido convirtiendo aceleradamente desde hace varios años en un partido electoral, preocupado de sostener su capital de votos, que ahora se observa en riesgo y por tanto sus estructuras y liderazgos locales, comunales, regionales, nacionales han procurado concentrar esfuerzos principalmente  en aquello, el presente y la inmediatez, en desmedro de su capital de ideas. 

De otro modo ¿Cómo se explica que acuerdos políticos, doctrinarios e ideológicos que permitieron proyectar las bases de un nuevo tipo de partido en el consejo estratégico del 2019 permanezcan como ideas impresas en un papel, hoy sin vida sustancial? Incluso habría que dudar acerca de cuántos militantes y dirigentes siquiera leyeron (no hablemos de estudiar) los contenidos de ese documento, que está vigente y al mismo tiempo vegetativo. Son las contradicciones de la política.

La política es un juego de poderes y su consistencia no radica en líneas rectas sino en un laberinto de pasillos en donde el juego consiste en la lucha de algunos/as para encontrar, primeros, la puerta de salida. Esto ha sido así durante siglos y no va a cambiar en el tiempo. Se podrán atenuar sus efectos y eventualmente modificarlos, siempre y cuando, existan militantes y dirigentes en un partido político que de verdad, crean que el accionar político puede ser dignificado de acuerdo a convicciones acendradas en lo ético-valórico, en la democracia partidaria de verdad y la capacidad de sostener lo que se declara. Esto no es fácil. No hay instituciones perfectas. Los partidos políticos no lo son y no lo serán nunca. Y todo esto representa un crudo dilema y sin embargo aun hay dirigentes y militantes que seguimos confiando en que es posible construir un proyecto político que de cuenta de los nuevos "signos de los tiempos", prestando una mayor atención a un accionar político con espíritu de servicio,  lo que dependerá -en muchos sentidos,  de los liderazgos con los cuales uno pueda sentir confianza, convicciones, compromiso y un sentimiento de estar juntos, de verdad en un mismo camino. Hoy esto no es así ni en el PPD ni en otras colectividades.



La gran épica de la fundación del PPD en 1987 fue un hecho relevante y meritorio, política y socialmente, cuando nadie pensaba (meridianamente) en los espacios de poder al menos no tan evidentemente.  Nuestra meta era derrotar a una dictadura y lograr la unidad de la oposición, que igualmente no fue fácil de construir pero finalmente fue posible por la enorme presión social, de un país cansado y profundamente herido por la dictadura. Luego, durante 25 años esa coalición unitaria (Concertación de partidos y Nueva Mayoría) hizo todo lo que pudo, aunque nunca de manera suficiente para resolver diversos problemas estructurales y políticos y sentó las bases de un sistema democrático que logró recuperar en forma relativa la democracia, acumulando -no obstante- importantes deudas sociales, culturales y políticas. Y la administración del poder conllevó una pare perversa: transformó el poder en un fin en si más que en un medio. En consecuencia, una nutrida dirigencia política fue cooptada por los embrujos del poder y como consecuencia el poder se transformó en una ideología. De ahí a la elitización de la política, el control de los partidos y el distanciamiento social fueron resultados inevitables cuyo precio fue cobrado por la sociedad con el estallido social luego de sucesivas acumulaciones.

Hoy, no es el pasado el que nos convoca. Por muy productivo que haya sido en diversos aspectos. El de hoy es un presente dramático, con crisis sanitaria, pandemia, crisis social e incertidumbres que nacen desde la desconfianza a los partidos políticos y sus liderazgos. No hay nadie, ningún liderazgo de verdad que llene hoy los anhelos y esperanzas del pueblo chileno. Somos responsables de este vacío. Los líderes de aquello ya están en el pasado. En el presente, sentimos que tenemos que caminar confiando en nuestras propias intuiciones.  Pero esto tampoco es extraño y no debiera frustrarnos más de la cuenta. Por el contrario, esta crisis es también una gran oportunidad para que dirigentes y militantes con las cualidades de entender que, o se transforma todo o se mantienen los estatu quo del proceso actual y eso implica una revolución desde las bases de militantes de partidos, tomen la posta y asuman la conducción del proyecto de futuro que el senador Girardi describe en su entrevista. Es un proceso hacia adelante que cuenta con amplios y profundos nutrientes que previamente el propio PPD logró intuir  y proyectar con solidez en su IV Consejo estratégico del 2019, y preparar al PPD entonces para emerger de la derrota o la victoria como un referente de futuro, y que sean otros liderazgos los que encabecen este proceso. Una pregunta actual sería ¿Quiénes hoy se sienten convocados?.

Y vuelvo al inicio de esta reflexión. De todos los fundadores del PPD, muy probablemente el senador Girardi es uno de los últimos dirigentes que han tenido un peso indiscutible en el PPD de aquella generación fundacional, y siempre será recordado por sus intuiciones, por sus aportes a las ideas y ciertas hechos políticos, como también de la mirada de futuro que ha logrado plasmar en esos magníficos congresos internacionales que han marcado la pauta de muchos debates. Ahora, deberían ser otros y otras las personas que tomen la posta y a ellos/as brindarles confianza para que en estos siguientes años sean los nuevos líderes del proyecto que el PPD sea capaz de construir a partir de su IV Consejo estratégico. Por lo mismo, sigue siendo importante leer y estudiar sus conclusiones, pues son absolutamente vigentes.

Domingo Namuncura
Editor
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