Presidenciales PPD
El 31 de enero del 2021 los ciudadanos definirán en primaria el candidato presidencial del PPD.
En tanto, el Primer Vicepresidente del partido y precandidato presidencial Francisco Vidal, anunció el congelamiento de su cargo hasta dicha elección.
El PPD vive una situación singular en materia de definiciones presidenciales. Es primera vez que internamente disputan el cupo de candidato presidencial tres dirigentes nacionales: el actual presidente institucional, ex canciller Heraldo Muñoz; el primer vicepresidente y ex Ministro de Estado, Francisco Vidal y el ex parlamentario, Jorge Tarud, quien intentó lo propio en la definición presidencial anterior del PPD en Enero del 2017. El calendario de inscripción formal de precandidatos a la presidencia está abierto hasta la medianoche del martes 5 de enero. Lo singular es que nunca antes en la historia de 33 años de vida partidaria, desde la fundación del PPD en diciembre de 1987, hubo más de un candidato o precandidato presidencial propio.
En efecto, concluida la campaña por el NO en 1988 y entrando de inmediato a la contienda presidencial de 1989 Patricio Aylwin (PDC) y Ricardo Lagos Escobar (PPD-PS) emergieron como las figuras refulgentes de la oposición, esto es, con liderazgo indiscutido en la naciente concertación de partidos por la democracia. El PPD gozó por varios años hasta la elección de Lagos como presidente de Chile con el favoritismo ciudadano en torno a él sin discusión ni competencia, aun cuando tuvo que enfrentar avatares como la primera elección primaria en 1993 con Eduardo Frei Ruiz-Tagle. En esa ocasión y aun cuando el PPD postulaba a Lagos en esa primaria, un sector de la élite partidaria, a la fecha bastante poderosa, compuesta por ex funcionarios gubernamentales de Aylwin y parlamentarios, resolvieron apostar "en privado" por Frei Ruiz-Tagle. Pero ya no importa. Lagos tomaría su revancha en la elección primaria de 1999 (seis años después) y con pleno apoyo del PPD y ahora también de toda élite partidaria y ganó holgadamente la nominación ante su contendor DC, Andrés Zaldívar.
El PPD, bajo la conducción indiscutida de Lagos Escobar resignó su aspiración a la presidencia en 1989. El ex presidente nunca ha tenido contendientes serios y de gran tonelaje político en el partido, hasta ahora. En 1993 el consejo nacional lo proclamó a la primaria con Frei Ruiz-Tagle y ya sabemos el resto de la historia. En 1999, el PPD alborozado con las encuestas que lo situaban como un presidenciable muy potente lo nominó por unanimidad como candidato a la primaria y finalmente se impuso como candidato de la coalición y logró ser elegido presidente de Chile.
En el año 2004 el PPD estaba huérfano de líderes propios con un peso presidencial neto. Nombres e ilusiones siempre existen para este tipo de definiciones. Bien lo sabemos. Además, la concertación enfrentaba un escenario crítico, con una disputa interna no resuelta entre los autocomplacientes y los autoflagelantes transversales en todos los partidos de la coalición. También en el PPD. Lagos presidente sostuvo la concertación; gobernó con éxito en temas muy sustantivos pero no pudo controlar las primeras señales -algo nebulosas- de un inicial decrecimiento electoral del conglomerado. Señales que la élite gobernante y de los partidos concertados no quisieron ver ni profundizar. O, lo que es peor, no se dieron ni cuenta. Desde el ministerio de Defensa emergió entonces la figura salvadora del proceso: la ministra Bachelet, montada en un carro militar, primera mujer en Defensa y aceptada y querida por mucha gente estaba comenzando a escalar en las encuestas. En noviembre del 2004 bajo la dirección del entonces diputado Barrueto, el partido corrió a proclamarla como candidata presidencial sin mayor discusión y acertó en la apuesta de ser el primer partido que asumía el compromiso de trabajar para convertirla en la primera mujer presidenta de Chile. Cualquier dirigente PPD que se ilusionó con ser el ungido del partido, debió declinar de inmediato en favor de Bachelet.
El 2009 fe un desastre. Todo se hizo de manera inadecuada. Cualquier semejanza con el presente a nivel de las oposiciones es una mera coincidencia. Algunos partidos se habían retirado del bloque gobernante, los Humanistas entre otros. La marcha de los pingüinos, masiva en el país y muy intensa puso en el tapete las primeras señales de descontento social cuya expresión máxima se alcanzaría años después con el estallido social de octubre 2019. La élite de los partidos concertados tampoco quiso dar cuenta de estas señales en esa oportunidad. Las ignoró, las omitió, no quiso pensar en aquello, etc. Y en el PPD, aunque había nombres disponibles para -eventualmente- sacrificarse por una campaña presidencial, el retorno del ex presidente Eduardo Frei-Ruiz Tagle impidió cualquier posibilidad de que el partido levantase un candidato propio. En consecuencia, en un bullado consejo nacional, presidido por Pepe Auth en que se debía resolver si apoyar a Eduardo Frei Ruiz-Tagle o no, ya estaba instalado debajo del gran lienzo que presidía el consejo nacional en el ex congreso en Santiago un segundo lienzo manifestando "todo el apoyo" del PPD al ex presidente. ¿Se acuerdan de esa escena increíble con Pepe Auth proclamando a Frei, aun antes de votar y luego un grupo de operadores en bambalinas, estaba listo para cuando Auth terminara su alocución en pro de Frei Ruiz-Tagle y ante los aplausos de las decenas de dirigentes, que bajaron el lienzo con el logo del consejo y ¡hurra! emergió una gigantografía con el lema "A ganar con Frei"? ... Notable. Por cierto, luego de esta "puesta en escena" sólo un par de consejeros aislados en el hemiciclo pretendieron "protestar" porque la proclamación se había realizado sin que el Consejo hubiese votado. Por tanto, la mesa resolvió que los aplausos eran "la más contundente señal de respaldo del PPD al ex-presidente Frei Ruiz-Tagle"...
Fuimos entonces a una primaria recortada entre Maule y O'Higgins. Frei no quería una primaria nacional con el radical José Antonio Gómez, quien había esbozado una propuesta programática bastante interesante y desechó cualquier alianza con el independiente Marco Enríquez Ominami que capitalizó el naciente descontento con un no despreciable 20% de votos que echó por tierra la continuidad de los gobiernos de la concertación. Frei perdió ante un emergente Piñera, Marco fragmentó al oficialismo y la depresión política se extendió como una pandemia entre los partidos de la concertación. Las élites se sumergieron y se refugiaron en el mundo privado. Dejaron de concurrir a las reuniones de los partidos y tomaron una serena y segura distancia de la derrota presidencial, a la espera... de una mejor oportunidad.
En suma: en siete campañas presidenciales, entre 1989-2017 el PPD sólo tuvo por unanimidad un sólo candidato presidencial propiamente tal, en 1999. Luego, en el 2017 Lagos volvió a ser candidato del PPD en una competencia interna (que en realidad no era tal) con el ex diputado Jorge Tarud. El liderazgo del fundador del PPD es tan indiscutido en nuestra historia que no fue necesario convocar a una primaria pues más del 95% del consejo nacional lo proclamó como indiscutible candidato presidencial del Partido, candidatura que finalmente no prosperó por las resoluciones del PS y porque Lagos Escobar ante ese cuadro, resolvió resignar su postulación. De la noche a la mañana el PPD se quedó sin candidato presidencial y debió brindar su leal apoyo al senador independiente Alejandro Guillier. Los resultados ya lo sabemos.
Año 2020: ¿El despertar de las mil flores?
El presente año 2020 habrá de ser inscrito en la historia de los 33 años del PPD por el hecho singular que, por primera vez, emergen tres candidaturas presidenciales internas a falta de un liderazgo excepcional como fue el de Lagos Escobar. Otras personalidades que en algún momento soñaron con ese cupo, el histórico ex senador y Ministro Sergio Bitar (que habría sido un gran candidato presidencial), el ex senador Fernando Flores (que incluso convocó a una especie de pre-comando), el otrora ex diputado Schaulson, que nunca explicitó sus deseos pero siempre miró la banda presidencial y así, otros senadores que se insinuaron....Todos tuvieron que ceder al liderazgo omnipresente siempre del líder y fundador, pero tampoco reunían las competencias necesarias para imponerse en la contingencia de este tema como líderes indiscutidos y fulminantes en el PPD.
El escenario hoy es distinto. El ex presidente y fundador del PPD, Ricardo Lagos Escobar ahora ya forma parte de nuestra historia partidaria y su intento de volver a la presidencia concluyó en el año 2017 y de manera bochornosa por el desaire del PS. Otros líderes ya no están en el PPD (Flores-Schaulson). Y Bitar, que reitero habría jugado un gran rol, ya forma parte también de nuestra historia.
Pero el PPD no es un partido que renuncia fácilmente a la gloria de una campaña presidencial. Haber sido partido de gobierno y haber presidido uno de los más importantes gobiernos en la historia de la Concertación no es un dato menor y hoy, en medio de la crisis de sentido entre los partidos cercanos con el PPD, e incluso en medio de difíciles y complejos desafíos partidarios, el PPD pareciera mantener un cierto sesgo de mejor ductilidad y eso hace que el partido no resigne su legítimo derecho a levantar una candidatura presidencial, menos ahora cuando en la dispersa oposición no hay liderazgos nacionales con capacidad de convocar a todos los partidos de la centroizquierda a un proyecto unitario.
A diferencia de otros procesos anteriores, en el PPD no hay un solo liderazgo indiscutido. En realidad, hoy todo es discutible en el partido, precisamente porque en parte estamos necesitados de refrescar el elenco de representantes populares (y refrescarlo de verdad) y porque contamos con la voluntad de influir en el proyecto de país que queremos para un nuevo Chile y de la mano de una nueva constitución plurinacional. Pero el ppd no tiene hoy un liderazgo fundamental que ordene las cosas. Lagos fue siempre ese factor de ordenamiento. Y en ese contexto, y dada la legítima diversidad de pareceres, es natural que varias personas hoy sientan el llamado de la patria como una extensión de su propia vocación de servicio buscando hacer coincidir esa vocación con el interés y compromiso de los militantes del PPD y ciudadanos que adhieren al partido. El ex Canciller, fogueado en diversas experiencias sociales, institucionales y políticas, con una destacada carrera internacional y a la sazón presidente del PPD, Heraldo Muñoz ha puesto su experiencia al servicio de este cometido con su mejor buena voluntad.
Y otro dirigente, el actual vicepresidente nacional Francisco Vidal, también fogueado en los pasillos del Gobierno y del Estado en varios gobiernos de la concertación de partidos, asume como tarea propia volcar esa nutrida experiencia en un madurado proyecto de país. El ex diputado Jorge Tarud, convencido de poder aportar lo suyo, vuelve a la palestra, ahora por segunda vez y, a diferencia de enero 2017, podría contar con un margen diferente de opciones dado que no tiene encima el peso de ese liderazgo poderoso del fundador del partido y el escenario para escucharlo está más abierto.
No obstante es curioso el siguiente dato: se trata de tres precandidatos masculinos, que emergen y se instalan en el PPD luego que el IV Consejo Nacional estratégico del año 2019 declaró al PPD como "un partido feminista".... El tema del feminismo se ha transversalizado en los partidos de oposición. Ninguna colectividad deja de considerarlo en sus relatos. El PC acaba de sumarse con su propia definición de "partido feminista". El congreso aprobó una representación paritaria en la convención constitucional, un hecho inédito en la historia de las asambleas constituyentes a nivel mundial. Pero, en la práctica, todavía queda un camino a recorrer para lograr que las mujeres (y luego los pueblos indígenas) sean protagonistas efectivos en los procesos políticos. Seguramente esto ha de ser materia de reflexión en diversas instancias. Pero, lo esencial es que en 33 años de historia esta es la primera vez (y seguramente ya no será la última) que en el PPD tres precandidatos compiten por la nominación del cupo presidencial del partido.
El precandidato presidencial Francisco Vidal resuelve congelar su cargo de primer vicepresidente.
En las horas previas a la difusión de este habitual blog de comentarios el primer vicepresidente nacional y actual precandidato presidencial del PPD, Francisco Vidal, en un escueto mensaje ha expresado su voluntad y decisión de congelar su cargo en el partido para dedicarse de lleno a la campaña por la nominación presidencial en primaria. Cabe señalar que Vidal ha sostenido de manera invariable su opción por este mecanismo cuando en el PPD, en medio de una porfiada pandemia y en un marco de crisis social con plebiscito constitucional exitoso y contienda parlamentaria para aprobar -sin no menos dificultad- la inclusión de los pueblos indígenas en el órgano constitucional, se había generado algún debate y ciertas conversaciones para omitir la primaria y apuntar a una especie de Consejo nacional tipo "Convención" para proclamar el candidato presidencial (en modo "a puerta cerrada"). Fue necesario que decenas de dirigentes firmáramos en noviembre 2020 una carta pública demandando primaria abierta para que, sin mayor dificultad, finalmente todo el PPD -como correspondía- ratificase este mecanismo claramente más democrático.
La decisión del vicepresidente Vidal no tiene precedentes en el PPD. En parte porque en las únicas dos oportunidades en las cuales el partido proclamó sin más a un candidato propio, presidencial, en 1999 y en el 2017 fue con un candidato que no formaba parte de la mesa directiva nacional (Ricardo Lagos).
En esta ocasión, 2020, el cuadro es totalmente distinto: dos de los tres precandidatos presidenciales (Muñoz-Vidal) ocupan -nada menos- que los dos principales cargos nacionales: presidente y primer vicepresidente nacional. Y los estatutos del PPD no contemplan un procedimiento para resolver qué se hace en estos casos. La norma estatutaria le otorga al Consejo Nacional, entre sus facultades, la opción de definir el candidato y/o el mecanismo para esa definición. Y como no existe una norma taxativa, se puede suponer -lo que no es de estricto derecho- que si un Consejo nacional nomina como candidato presidencial a su propio presidente institucional, ese mismo Consejo reunido en el mismo acto podría resolver si lo reemplaza temporalmente por el primer vicepresidente o no. Y probablemente ése sería el camino más adecuado para separar los roles y evitar un conflicto de interés, que es evidente. Pero, insisto, los estatutos no previeron esta situación. Adicionalmente este tipo de temas comienza a surgir en otros partidos. El PR acaba de nominar en su consejo (a puerta cerrada) al presidente institucional, abogado Carlos Maldonado como candidato presidencial. Y en el PS surgen voces para que su actual presidente institucional, el senador Elizalde acepte la dura carga de ser candidato presidencial...Y así.
En el PPD son los incumbentes quienes deben resolver en conciencia lo que se debe hacer, en reemplazo de una normativa. Vidal se anticipó para señalar que durante el período de campaña interna, para la nominación presidencial a efectuarse el 31 de enero, el cargo de primer vicepresidente es incompatible con su candidatura y resolvió congelar su participación en la mesa nacional y por tanto en todas las decisiones institucionales en las que pudiese presentarse un conflicto de interés hasta el resultado final de dicha primaria. Y su caso es muy atendible puesto que no resulta del todo válido ser juez y parte en un proceso tan complejo como una nominación presidencial que, a su vez, requiere de la mayor transparencia institucional.
En el caso de la figura formal del presidente de partido y en doble partida precandidato presidencial, tampoco hay un precedente adecuado ni siquiera respecto de otros partidos políticos. Cuando Allende fue nominado candidato presidencial en 1969 no era miembro de la mesa nacional del PS. Aylwin, en 1989 era presidente del PDC pero cuando la Junta Nacional lo proclamó candidato presidencial del PDC en julio de ese año, asumió de inmediato el mando del partido Andrés Zaldívar como presidente del PDC. Frei Ruiz-Tagle cuando ganó la primaria con Lagos en 1993 no era miembro de la mesa mesa nacional de su partido. Lo mismo Lagos, en 1999 ante Zaldívar, no era integrante de la mesa nacional del PPD. Tampoco en el 2017. Cuando el PPD proclamó a Bachelet en noviembre del 2004, la ex presidenta no formaba parte de la mesa nacional del PS. Lo mismo, en el 2013. En suma: ningún precandidato presidencial en los partidos de la concertación y de la Nueva Mayoría era miembro titular de la mesa nacional de su respectivo partido y menos en la condición de presidente o vicepresidente.
La nota distina la pone hoy el PPD con dos figuras nacionales, que forman parte activa de la mesa directiva y uno de las cuales resigna temporalmente el ejercicio de su cargo. Y vuelvo a lo señalado: esto es posible porque los estatutos del partido no previeron esta situación y por lo tanto el campo de definiciones está ampliamente abierto, incluso si el presidente del PPD sigue los pasos del vicepresidente nacional ahora retirado temporalmente de la mesa nacional de igual forma el partido enfrentará un problema de procedimiento.
La pregunta de fondo es ¿Qué es lo que corresponde hacer? La situación objetiva indicaría que si esta situación no está prevista en las normas internas, entonces nadie está obligado en derecho a congelar su cargo partidario. Y esto es un argumento válido. La siguiente pregunta es: ¿Aun así, sería efectivo que no existe conflicto de interés? ¿Cuándo es la voz oficial del partido la que se expresa a través de un alto dirigente de la mesa, y cuándo es la misma voz la que se manifiesta como precandidato? Incluso es más: ¿Qué libertad tiene un precandidato presidencial que a su vez es miembro de una mesa nacional y ocupa un cargo ejecutivo si quiere expresar libremente una idea que no necesariamente ha sido debatida en las instancias de dirección? ¿Cuándo es una cosa y cuándo es otra?... Cuando el presidente institucional promueve proyectos de ley, por ejemplo o visita autoridades de gobierno o incentiva importantes campañas....¿Es el PPD personificado en la figura principal de conducción o es el precandidato presidencial buscando votos ciudadanos?... Vidal lo despeja con rapidez: para que no haya ese conflicto, lo pertinente es dedicarse por entero a la campaña interna como candidato para alcanzar la nominación presidencial.
La respuesta del presidente del partido y precandidato presidencial a la nota de Vidal en redes sociales fue casi inmediata: "Seguiré cumpliendo con transparencia todas las funciones que los militantes democráticamente me otorgaron". El tema es que entre las funciones señaladas por los estatutos nacionales no figura la de ser "precandidato presidencial". Aquello no es una "función" institucional sino una decisión personal que se pone a disposición del partido. Una precandidatura y mañana -eventualmente- una nominación presidencial con el respaldo del voto popular es una definición de naturaleza estrictamente política, otorgada en forma excepcional por un Consejo nacional (aun cuando fuese "a puerta cerrada", el peor camino, ya lo he señalado en varias ocasiones) o por la confianza ciudadana. No es una "función institucional" ser precandidato al municipio, al parlamento o a la presidencia. Ésa es una decisión política y lo es en tanto así el consejo nacional confirmase.
Sigamos con este raciocinio para apuntar a otros aspectos. Si ambos precandidatos presidenciales actuales del PPD resignan temporalmente sus cargos, emerge otro problema igualmente no previsto en los estatutos, en nuestra propia Carta Magna. ¿Quiénes asumen en su reemplazo aunque sea en términos temporales y por un breve tiempo de un mes y medio hasta la primaria del domingo 31 de enero 2021?...
El presidente institucional (cualquiera sea) es reemplazado por el primer vicepresidente y así sucesivamente. Eso dicen los estatutos. Si la mesa estimase que respecto de ambos casos no están todas las condiciones para generar ese reemplazo dual, se deberá convocar con inmediata prioridad a una Directiva Nacional, única instancia entre cada Consejo con las competencias para tomar una decisión colegiada excepcional. Si la resignación no es dual, y en este caso ha sido tomada solo por el primer vicepresidente, la mesa deberá resolver la sucesión temporal del cargo de vicepresidente y producir lo que se llama "un tiraje de chimenea", tanto por decisión colectiva o porque sube al reemplazo quien tenga la votación anterior suficiente. Y así. Como verán, la resignación temporal del cargo de primer vicepresidente nacional del PPD, resuelta por el precandidato presidencial Francisco Vidal, deja en evidencia que la normativa del PPD no sólo está desactualizada sino que sus legisladores nunca previeron el escenario de que alguna vez el presidente institucional y un vicepresidente compitiesen al mismo tiempo por una nominación presidencial. O dicho de otro modo, nunca se previó un procedimiento normativo si en el PPD emergiera más de un candidato presidencial.
Un tema aparte es la mención o preocupación a lo que podría suponerse como un "descabezamiento" de la mesa nacional si ambos personeros congelasen temporalmente su cargo titular. Nada de eso. La conducción del partido ha de radicar en sus instituciones: una mesa nacional integrada por 11 miembros y con una clara secuencia de Vicepresidentes nacionales legitimados por el voto militante que entre sus deberes -ahí si- el estatuto nacional les confiere plenas responsabilidades y potestades. Y la Comisión Política y la Directiva Nacional son instancias que cuentan, además, con potestades específicas para resolver un reemplazo temporal o definitivo en casos más extremos, hasta la siguiente elección nacional (que en este caso ha de ser en junio 2021) para asegurar la conducción del partido. Y como los temas políticos corresponden a los acuerdos formales del consejo nacional, comisión política, directiva nacional e incluso la propia mesa directiva nacional, cualquier Vicepresidente nacional tendrá la obligación de dar continuidad a tales temas. En consecuencia, la referencia a un "descabezamiento" suena apresurada y un tanto exagerada. Ni en los peores momentos de la historia de 33 años del partido, la mesa dejó de ejercer conducción política. Solo para el recuerdo: en la crisis del caso coimas, en el 2002 como resultado de denuncias por un caso de corrupción en la sexta región (el caso de la planta de revisión técnica, que involucró a altas autoridades del partido), llevó al entonces presidente del ppd, Girardi a resignar la presidencia y convocar de inmediato a una elección interna. Es de recordar la dramática reunión de Directiva Nacional convocada de urgencia, en donde ante el anuncio de dicha renuncia los dirigentes insistieron a Girardi que debía continuar pero él reiteró su decisión política considerando que el peso de las circunstancias quitaba piso a la dirección política del momento. De su parte fue un gesto notable y luego asumió en medio de la crisis, Barrueto como presidente del PPD y para enfrentar el duro revés se convocó al II Consejo Nacional de Ideas para abordar los efectos de esta crisis. De ahí, entre otros documentos, emergió el primer y único Código de Ética existente actualmente en el PPD y que permanece todavía disponible. Esa fue la crisis político-institucional más severa en la historia del PPD y aún así el partido tuvo conducción y se enfrentó la situación de la mejor manera.
Y lo está además respecto de diversos temas. Por ejemplo, ya decía en un comentario anterior, que los órganos de dirección del PPD no cuentan con reglamentos de procedimiento. Y en estas semanas han acontecido importantes situaciones que han generado todo tipo de controversias, pues al no existir normas de funcionamiento claras, se abre el margen de los albedríos para resolver según pareceres privados y no institucionales ante cada contingencia. Y tengamos presente que los acuerdos o votos políticos no son normas de procedimiento. Es más, tales acuerdos y votos sí requieren un procedimiento para cumplirlos a cabalidad.
En un comentario anterior, puse como ejemplo que si en una comuna el presidente comunal, porque se le frunció no más, no cita ni a directiva comunal ni a reuniones comunales o las cita cuando quiere, a distancia o cuando le conviene (lo que es peor), el resto de la directiva comunal o algunos dirigentes comunales y/o incluso militantes que si quieren reunirse, sienten que no pueden hacer nada porque no existe un procedimiento claro. Pues la pregunta es: ¿Si el presidente comunal no quiere convocar a reuniones comunales y desatiende sus obligaciones y deberes en tal sentido, quién o quiénes pueden convocar con pleno derecho a los militantes de la comuna? Y así, pasa el tiempo, semanas, meses, en que un comunal termina lánguido, debilitado, flaco....porque al presidente comunal se le ocurrió no más, que él cita cuando quiere o cuando se le da la gana... Y así, con diversos otros organismos.
Citemos un caso absolutamente reciente: después de casi 35 días sin reuniones la Comisión Política del PPD fue convocada el pasado lunes 21 de diciembre. Es decir, en medio un complejo escenario político, de negociaciones electorales cruciales y de acontecimientos internos, la CP no se reunió para debatir estos relevantes temas y brindar ideas y propuestas para abordar la contingencia durante cinco semanas. Y acontece que, de acuerdo a los actuales estatutos nacionales, la CP es un órgano nacional de conducción política entre Consejo y Consejo y tiene preeminencia sobre los acuerdos de la mesa directiva. ¿Porqué la CP no se reúne regularmente? Porque en la tradición política la CP ha sido casi siempre convocada por el presidente o el secretario general. Si por razones atendibles tales autoridades no convocan, entonces la CP no se reúne. Pero, lo curioso es que ninguno de sus integrantes representa esta situación, se tornan pasivos y se quedan a la espera de ser convocados... Al plantearse que la CP, a lo menos concuerde un autoacordado para restablecer un ritmo periódico, obligatorio, cada quince días, la respuesta institucional es que aquello deberá depender de la contingencia... Todo esto ocurre, porque la CP no tiene un reglamento de procedimiento. ¿Qué es posible hacer? Que la CP confirme la obligatoriedad de una reunión a lo menos quincenal, como se hacía antes de manera muy regular y eficiente. Con temario previo; cuenta política de la mesa y resoluciones vinculantes. Y tal vez habría que pensar -en una necesaria y próxima reforma estatutaria- que para garantizar la autonomía de la Comisión Política, exista una mesa de coordinación interna que vele por el cumplimiento de este proceso y que además, informe quiénes son los miembros de la CP que no cumplen con su obligación de concurrir a sus sesiones y proceder -por estatutos- a su reemplazo, lo que en el caso de la actual CP entre fines del 2018 y 2019 se cumplió en algunos casos.
Otro ejemplo. ¿Recuerdan aquella etapa en que los cinco miembros de una Comisión Electoral, para resolver candidatos al parlamento, junto con definir el destino A, B o C de diversos precandidatos del PPD (y por tanto su destino político), escogieron a su vez ser ellos mismos candidatos al parlamento y, por cierto, seleccionaron para sí mismos cinco distritos de clase A, contraviniendo todo principio de prescindencia? Y además, perdieron sus diputaciones en los cinco distritos. ¿Qué fue eso sino un marcado conflicto de interés? Bueno, la Directiva Nacional al evaluar posteriormente la situación estableció un auto-acordado que hoy es norma en cuanto a que los miembros de cualquier tipo de comisión electoral, que deben resolver la distribución y destinos de candidatos/as en cupos electorales, tienen que ser totalmente prescindentes en lo personal de cualquier tipo de candidatura o renunciar a dicha comisión si sienten el llamado de la patria... Es decir, la Directiva Nacional y luego el Consejo Nacional acabaron con esa práctica de auto-incumbencia. Menos mal.
Entonces, es interesante el gesto del primer vicepresidente nacional y precandidato presidencial que le dice hoy al partido que prefiere concentrar sus energías en su campaña y que temporalmente dejará de ejercer todas las prerrogativas de su cargo institucional para no confundir los planos. Esta decisión permitirá, sin duda, proyectar un conjunto de reformas a los estatutos nacionales para prever los escenarios de futuro y es oportuno hacer ahora un llamado a toda la dirigencia y militancia para que, del mismo modo como estamos propiciando una Nueva Constitución para Chile, para reordenar este país, así también debe ser convocada la Conferencia Nacional de Organización -acordada en un consejo nacional hace ocho años- y que nunca ha sido instalada, para darnos una normativa de mayor calidad a la que tenemos hoy.
Debiéramos aprender de nuestras propias experiencias. Esto es lo esencial. Hay voces internas, por cierto, que tienden a relativizar esto de las normas y de los procedimientos argumentando que "más que burocracia" esto se trata de "temas políticos" y que tales temas deben ser "entregados" a las "conversaciones" y/o "negociaciones del caso", lideradas por caudillos y/o grupos de interés porque en definitiva "esto es un partido político"... Si. Es un argumento. Pero la vida y la experiencia social y política indican que la transparencia de los procedimientos en política es una cualidad cuya opacidad o ausencia, o malas prácticas, entre otras cosas, forman parte del estallido social y de la crítica ciudadana que tiene a los partidos a ras del piso. Y nosotros, militantes y dirigentes, queremos proyectar un partido con mejores niveles de transparencia.
Feliz Navidad para todos/as.
Domingo Namuncura
Vicepresidente nacional PPD
Editor
<< Inicio