Pandemia y desigualdad social
Nuestra Crisis.
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(foto radio universidad de Chile) |
Según una investigación de CIPER, al 19 de junio,
el Hospital Padre
Hurtado es el que presentaba la mayor tasa de mortalidad por Coronavirus, con
un 25,1% mientras que, en el otro extremo, la Clínica Las Condes muestra una
tasa de solo 5%.
Este único dato, refleja lo que ha significado el
COVID 19 para Chile. La pandemia vino, entre otras cosas, a
representar de manera concreta las críticas al modelo, que retumbaron con tanta
fuerza por todo el país a partir del 18 de octubre del año pasado.
La crisis sanitaria,
develó lo precario del sistema de salud, pero también desnudó la profunda
desigualdad que encierra el modelo y la fragilidad de nuestra economía, echando
por tierra la premisa tan promovida y manoseada del oasis, del jaguar de Latinoamérica
y del milagro económico chileno.
En ese contexto, la respuesta del gobierno ha sido
insuficiente, derechamente mezquina y desprolija, mostrando completa
incapacidad para atender las necesidades de una gran mayoría de compatriotas, dejando
además serias dudas en torno a la eficiencia y eficacia de las medidas que se han
implementado. El mejor ejemplo es la entrega de cajas de mercadería, el IFE y
los créditos para emprendedores, que no llegan a todos los que hoy lo requieren,
poniendo en completa indefensión a la clase media, a la que solo se le ofrece
endeudarse, como si no fuera suficiente que ya el 75% de los hogares esté endeudado.
La oposición en tanto ha zigzagueado, mostrándose
incapaz de poner por delante el bien común y la unidad como estrategia política
para hacer frente a uno de los gobiernos más nefastos en la historia de nuestro
país. Algunos incluso, han pretendido revivir la vieja política de los
acuerdos, sin embargo, solo han demostrado obsecuencia y debilidad, frente a un
gobierno que no se detiene ni vacila a la hora de quitar o restringir derechos
a los ciudadanos.
UN PPD QUE DEBE RECUPERAR COHERENCIA.
En este cuadro, el PPD aparece como un partido sin
la suficiente convicción para hacer oposición real y defender los intereses de
las grandes mayorías, dado, fundamentalmente, a la actuación de algunos
parlamentarios que se alinean con la derecha, muy lejos del sentir mayoritario
de la población.
Para recuperar la credibilidad perdida, el PPD
primero debe recuperar la coherencia y el apego a principios democráticos en el
actuar de sus representantes y en la acción política diaria. Pero quizás,
también se debe revisar la declaración generada en mayo de 2019, en donde se define a la colectividad como
progresista de izquierda democrática y liberal. Evidentemente el contexto
generado a partir de la revuelta de octubre pasado es muy distinto al de ese
minuto. Nuestras respuestas como partido han quedado al debe y resultan ser
insuficientes.
Hoy, toda fuerza política que se reconozca de
centro izquierda, debe plantearse con determinación la tarea estratégica de
superar el neoliberalismo, recuperar y/o ganar derechos sociales, políticos,
económicos y culturales que vayan en directo beneficio de la población, dejando
atrás viejos cantos de sirena que llamaban únicamente a humanizar el modelo y
que planteaban que los cambios solo se podían hacer en la medida de lo posible.
La amplitud y diversidad de pensamiento, que
inicialmente fueran una virtud o atributo del PPD desde su fundación, en estos
momentos de convulsión y reacomode de las fuerzas, generan más bien confusión y
desprestigio. Hoy más que nunca debemos fijar un domicilio político claro,
desde la izquierda democrática, pero sin amarres ni traumas. Aún estamos a
tiempo.
Jorge Hidalgo
PPD Atacama
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