El PPD: el día siguiente a la consulta nacional del 31 de enero.
Es interesante observar que, en el caso de los precandidatos presidenciales del oficialismo, Sichel, Desbordes y ahora Briones, renunciaron a sus altos cargos en el Bancoestado y en los ministerios de Defensa y Hacienda para hacerse cargo de una precandidatura presidencial. Se trata de una decisión correcta y de sentido común.
En un comentario anterior en este blog señalé que en el caso de los precandidatos presidenciales de la entonces Concertación y Nueva Mayoría, ningún precandidato presidencial mantuvo sus cargos institucionales en sus partidos, por una razón muy sencilla: para evitar un natural conflicto de interés.
El PPD no tiene contemplado un procedimiento para estos efectos. También, valga señalarlo, nunca tuvo disponible más de un precandidato presidencial. Ricardo Lagos, el fundador y primer presidente del PPD copó por varios años todo el escenario partidario con la conformidad de decenas de miles de militantes del partido en esos años desde 1987 hasta el 2000, al menos. Con Lagos, como figura central, emblemática y distintiva, el PPD no necesitaba lidiar con candidaturas presidenciales en su interior.
Y cuando el partido no tuvo un líder propio disponible más allá de Lagos, se optó por concentrar energías en los "precandidatos viables" de la Concertación: Frei, en 1993 y después como candidato único (externo al PPD) proclamado en un consejo nacional el 2009.
En el 2004 el "olfato" PPD permitió también adelantar la proclamación de Michelle Bachelet en el gran salón del Diego Portales y sin mayor trámite. Luego, entre el 2012 y el 2013 el PPD se sumó con bríos y mucho entusiasmo al retorno de la presidenta Bachelet y nuevamente, y sin mayor trámite el partido le brindó todo su genuino y afectuoso apoyo. Nadie en el PPD pretendió siquiera asomar algún interés de carácter presidencial.
El 2017 fue la excepción a la regla pues el PPD jugó la carta de proclamar a su fundador el presidente Ricardo Lagos nuevamente como la carta fundamental en un período muy crítico de la oposición. Las expectativas para el mundo progresista eran muy sombrías y desde el Maule el ex parlamentario y ex embajador Jorge Tarud anunció que salía al ruedo para competir con el fundador y figura emblemática del partido en la precandidatura presidencial. Y la verdad es que dicho intento no hizo mella y su inscripción interna fue acogida con benevolencia, pues para el 95% de la militancia y de la dirigencia nacional del PPD, Lagos era el candidato presidencial por excelencia. Nadie sospechó a tiempo, sin embargo que el PS desconocería a Ricardo Lagos y que le retiraría su apoyo. Este bochornoso hecho impactó fuertemente hasta el punto que el presidente resignó su candidatura, ya habiendo sido proclamado por el PPD.
En esa oportunidad, en el 2017, la dirección política del partido entendió que siendo el presidente Lagos quien se levantaba como carta fundamental y habiéndose inscrito Jorge Tarud, no era necesario convocar a una consulta ciudadana pues el resultado final era total y absolutamente previsible entre ambos y se apreció que la tendencia interna en el PPD, abrumadoramente mayoritaria, sería naturalmente en favor del presidente. Por tanto, su proclamación era un mero trámite y así se hizo. Pero Lagos renunció a poco camino luego del portazo del PS y emergió una figura ajena al PPD, el senador Guillier, cuyos resultados ya todos sabemos. El partido, sin candidato presidencial propio, se resignó a brindar su mejor respaldo posible al senador Guillier.
El escenario de hoy con tres precandidatos presidenciales.
La situación de hoy, enero 2021 es totalmente distinta y sienta un precedente en todos los planos de la vida interna del partido. Tres dirigentes inscribieron su candidatura a la nominación presidencial del PPD: el ex canciller y presidente del partido, Heraldo Muñoz; el ex parlamentario Jorge Tarud (en su segundo intento) y el ex Ministro y Vicepresidente nacional Francisco Vidal. Todos con su respectivo historial de servicio público, lo que indica que el PPD al no contar con esas reservas de liderazgos emblemáticos de antaño, abre hacia adelante un interesante escenario en donde ahora podrán entrar a jugar todo tipo de dirigentes, hombres y mujeres, líderes sociales, sindicales, de Pueblos Indígenas, académicos, etc. que ahora sí podrán ser actores relevantes, en la medida que otros personeros que han tenido fuertes (y cuestionables) influencias en el partido van marcando su retiro, obligado o no.
Muñoz y Vidal, finalmente, no renunciaron a sus cargos institucionales luego de anunciarse como precandidatos presidenciales y los han seguido ejerciendo. Esto fue motivo de debate en el partido por el tema del conflicto de interés. ¿Es imaginable que Sichel, presidente del Bancoestado, siguiese siendo ejecutivo, o que Desbordes hubiese dado el paso hacia una candidatura presidencial y mantenerse como Ministro? ¿Lo mismo Briones? Por cierto que no. Habría sido incomprensible. Se dirá, sin embargo, que esto tenía que ser así por tratarse de cargos de confianza presidencial y es más que evidente que no pueden seguir en sus cargos. En el PS, cuando el senador Elizalde tan solo insinuó que estaba disponible para ser candidato a la nominación presidencial de su partido, las reacciones internas se dejaron sentir fuerte: siempre y cuando deje la presidencia del partido, se dijo. Es que es del todo razonable. Pero en el PPD, aún ciertas cosas pueden suceder porque no tenemos una normativa que hubiese previsto este asunto y se mantiene todavía una cierta cultura de fronda. Por tanto, las decisiones en comento tienen carácter válido pero no son necesariamente correctas. Ya sabemos que entre la Ley y la Justicia hay una diferencia.
Las lecciones para el futuro son que en un partido democrático deben existir normas que protejan a la propia institucionalidad partidaria de situaciones o casos en donde se presenten conflictos de interés, como -del mismo modo- será necesario regular o normar en nuestros estatutos que ante futuros reemplazos de parlamentarios, estos reemplazos sean resueltos por los ciudadanos de la región, distrito o circunscripciones correspondientes, como una manera de valorar a las regiones y promover el restablecimiento de elecciones complementarias en la Nueva Constitución. Se dirá que todo esto son meros detalles, o "ruidos" como se dice hoy, pero ya sabemos que las formas hacen al fondo. Y que otros partidos políticos ni se arrugan si es su Consejo ejecutivo nacional o su Junta Nacional, su Comité Central o su Consejo Nacional quienes resuelvan sus candidatos presidenciales. O sea, sumados todos los integrantes de estas instancias políticas son menos de 2.000 personas en comparación con una consulta ciudadana con una participación sobre 10.000, 15,000, 20.000 o más ciudadanos.
El día después..
Hacia la noche del domingo 31 de enero la comisión organizadora de la consulta ciudadana del PPD integrada a lo menos por dos representantes de los tres precandidatos a la nominación presidencial del partido, informará los resultados de dicha consulta. Esto será entre las 20:00 horas y la medianoche. La entrega a tiempo de los resultados será una importante señal de transparencia electoral. Los medios de prensa se afanarán en buscar la "noticia peliaguda" durante el día electoral. Por tanto, cualquier atraso más allá de lo razonable será objeto de inmediata especulación e interpretaciones de todo tipo. Y eso no será bueno ni aceptable para el PPD.
Habrá, por cierto, algún tipo de reclamos y esperamos que sean los menos: materiales electorales que llegan y/o son recibidos en direcciones dudosas; sellos alterados, gente que no pudo votar porque por alguna causa no estaba el padrón; mesas que se constituyeron muy tarde; vocales de un comando que se ausentaron o interesadamente "no se hicieron presentes"; lugares en donde un local se abrió con tardanza; votantes dudosos; algún "ejercicio" de urnas con votos adentro antes de iniciarse el proceso...¿Quién sabe? Son cosas que han ocurrido en el PPD y en otros partidos políticos, digámoslo con claridad, en elecciones internas. Pero para eso estará disponible el Tribunal Supremo y la red de apoderados correspondientes que deberán hacerse cargo de tales reclamos y una red de veedores.
¿Saldrá fortalecido el PPD el primero de febrero hacia adelante?
Los tres precandidatos han señalado en estas horas recientes su "total disposición" a que el PPD deberá respaldar al candidato presidencial resuelto en la consulta ciudadana por mayoría de votos. Que esto es un deber institucional y que así lo demanda el "bien superior" del partido. Y que luego de la elección "todos volvemos a ser camaradas" y si hubo tensiones o discusiones fuertes previas, todo queda en el pasado...
Sabemos que esta retórica es absolutamente necesaria, pero serán los hechos los que hablarán por sí solos. ¿Porqué? Porque todo depende de quién sea nominado y de la transparencia del proceso electoral. Es decir, de su liderazgo, de su capacidad de construir consensos, de trabajar con un sentido de pluralidad e inclusión. Y con la convicción de que en la tarea por delante, haciendo uso de otra frase retórica: "nadie sobra". Veremos. A veces los triunfadores también caen en esto de "cobrar cuentas"...y despreciar a los "derrotados". Por eso, al momento de ejercer el derecho de sufragio los militantes del PPD al menos, deberán tener en cuenta qué precandidato representa una garantía real de unidad y de transparencia en su actuar.
Lo segundo son los temas procedimentales que de pronto resultan muy incómodos, pero que representan garantías reales de consenso y de construcción institucional y ante lo cual tenemos que hacernos una pregunta entre todos: ¿Si el nominado candidato presidencial ejerce un cargo institucional, deberá renunciar o mantenerse en él? ¿Es compatible que el candidato presidencial del PPD ejerza, a su vez, un cargo institucional en el partido y por tanto siga jugando un doble rol? ¿De qué depende esta situación? De nuestras normas internas y de un cierto sentido común de las cosas.
Escenarios probables, en el mejor sentido de las cosas.
1.- Si como candidato presidencial del PPD resultare nominado el ex parlamentario Jorge Tarud, no pasa nada pues él no ejerce ningún cargo institucional. En consecuencia, podrá constituir sus equipos de campaña y el PPD estará totalmente a su lado, desde la mesa directiva nacional y toda la estructura partidaria en todo Chile.
2.- Si el electo es el actual Vicepresidente nacional, Francisco Vidal, dado que no contamos con una normativa procedimental, él deberá resolver de por sí y ante sí, si mantiene su cargo de primer Vicepresidente nacional. Caso contrario, si renuncia para dedicarse por completo a su campaña presidencial ahora como candidato oficial del PPD debiera ocurrir que su reemplazo provendrá de quién le seguía en la lista de candidatos a la mesa nacional en junio del 2018. Se trata de un reemplazo temporal y claramente institucionalizado. No se requiere llamar a una elección de reemplazo ni tampoco "nombrar a dedo" al vicepresidente nacional suplente.
3.- Si el electo es el actual Presidente del partido, Heraldo Muñoz, dependerá de su persona -porque no existe norma en contrario en la constitución del PPD- si mantiene o no su cargo de presidente institucional. En reciente declaración en un medio nacional (hoy sábado 30 de enero) ha dicho: "Eso lo veré en su momento"...Y deja abierto una interrogante.
Si mantiene su cargo como presidente institucional será su decisión, la que estarásujeta a todo tipo de interpretaciones. Si renuncia, y ahora sí de acuerdo a nuestras normas mínimas, será reemplazado de inmediato por el primer Vicepresidente nacional, en este caso Francisco Vidal, quien asumirá como Presidente nacional del PPD. Y así. Son nuestras normas, pero no está reglamentado si un candidato presidencial nominado oficialmente que es presidente del partido puede seguir ejerciendo ambas funciones. En consecuencia, una negativa será objeto de profundas controversias, pero la decisión -lamentablemente- es personal.
Lo que acontezca institucionalmente al día siguiente del 31 de enero es relevante en cuanto a señales, pero las decisiones dependerán directamente de los actores mencionados en ausencia de una normativa explícita sobre el particular, lo que si tendremos que revisar en la siguiente reforma nacional de nuestros estatutos.
Y se inicia el pedregoso camino hacia La Moneda.
Desde la sede del PPD, en santo domingo en la cuadra 18 hacia el oriente y hasta la entrada principal de La Moneda, el palacio presidencial, hay cerca de 11 cuadras de distancia. La nominación presidencial mediante consulta ciudadana son las dos o tres primeras cuadras. Luego, una nueva consulta ciudadana entre Paula Narváez (PS) y nuestro candidato oficial son otras dos o tres cuadras. Finalmente, la elección presidencial entre todos los candidatos presidenciales son las siguientes y turbulentas cuadras ruidosas, con gente acelerada, en medio de una selva de cemento....caminando hacia un triunfo incierto...Creo que se entiende la metáfora.
La carrera del PPD a La Moneda con Lagos en la primaria de 1993 posicionó al partido a nivel nacional aunque perdimos con Eduardo Frei. La primaria de 1999 con Andrés Zaldívar compensó todo, además con un triunfo increíble con un 70% de votos y el fundador del PPD se convirtió en Presidente de Chile. En las carreras siguientes lo hicimos de la mano de Frei (1994) y de Michelle Bachelet (2005 y 2013). El PPD creció de manera considerable. Frei perdió en el 2010, y en el 2017 y todo fue distinto y el mundo progresista -todos- se fue a pique. No había mucho que hacer. El senador Guillier comprometió su mejor voluntad, pero el país estaba en otra (Chile cambó; nosotros no, se dice de manera recurrente). Y el PPD entendió que a partir del 2017 ahora se las tiene que arreglar con sus propias uñas.
Para llegar a La Moneda el candidato presidencial del PPD tendría que imponerse en una primaria con Paula Narváez para resolver un candidato común PS-PPD y luego eventualmente con Ximena Rincón. El PR ha señalado su voluntad de llegar a primera vuelta en forma directa. Queda por verse lo que resolverán dentro del pacto de Unidad Constituyente, el PRO y Ciudadanos y luego el conjunto de toda la oposición. Y todo esto en muy pocas semanas. Todo esto, de aquí hasta la primera fecha de primarias convencionales y hasta julio cuando se cumple el plazo legal para inscribir oficialmente a los candidatos/as presidenciales,. será un camino lleno de piedras. Y luego, si se se instala en la cumbre de estos procesos políticos tendrá que competir para superar la primera vuelta presidencial y así.
En síntesis: se trata de una carrera como de ensacados, ese divertido juego dieciochero de cuando éramos niños en donde el más hábil llegaba a la meta, en tanto que en el recorrido iban quedando los jugadores enredado en los sacos con los que iban cayendo, y este juego que parte el lunes 1° de febrero, desde la sede de santo domingo hasta la Plaza de la Constitución, a diferencia del dieciocho, no será nada de divertido.
Entre otros aspectos el PPD deberá considerar lo que sucederá consigo mismo la noche del 11 de abril con los resultados electorales de alcaldes, concejales y constituyentes en la mano y se abra internamente la convocatoria para la otra elección: la de diputados y senadores y la senatorial de Santiago que será un temazo, porque no habrá un solo candidato, predeterminado, ungido a dedo, puesto que el jardín electoral está abierto y ha terminado el tiempo de los candidatos/as "designados".
¿Cuál es el PPD que emerge el lunes primero de febrero luego de la nominación ciudadana del candidato presidencial?
El panorama inicial estará dado por el porcentaje de votación total obtenido en la noche del 31 de enero. El piso mínimo no debe ser inferior a la última elección interna del 18 de junio del 2018: diez mil votantes, en este caso, mayoritariamente militantes.
Como esta consulta del 31 de enero es amplia y ciudadana, se podría estimar un universo que pudiese alcanzar el doble de lo votado en junio del 2018: 20.000 electores. Pero el cuadro hoy es diferente, con pandemia, cuarentenas, trámites administrativos de permisos en comisaríavirtual.cl, el temor natural a los contagios; lluvia; etc. No hay una posibilidad de hacer estimaciones seguras, pero el hecho de relevancia es que donde eligen más de diez mil personas, es muchísimo mejor que donde elijen 300...
¿Qué significa esto? Que una idea insinuada anteriormente en pasillos partidarios entre octubre y noviembre 2020, que la nominación presidencial del PPD fuese resuelta en un Consejo Nacional (tipo convención) con unos 300 dirigentes, alcanzó a rondar por un breve tiempo. El Consejo de enero 2o21 sancionó claramente que fuese mediante una consulta ciudadana porque es evidente que un candidato presidencial tiene mejores fortalezas al ser elegido por el voto ciudadano que por un acotado grupo de dirigentes con votaciones ya predeterminadas.
¿Es esto una obligación absoluta? No. El candidato radical fue designado en un sencillo consejo nacional. Desbordes lo fue en otro consejo nacional de su partido. Paula Narváez lo fue en un comité central (¿120 miembros?). Y así. No hay nada totalmente cuestionable en estos procedimientos, pero el PPD instaló un sello de participación democrática desde 1992 cuando propuso y sostuvo elecciones primarias y no era ahora (ni tampoco mañana) el momento de abdicar de aquello, por mucho que algunas personas de buena fe piensen que da lo mismo quien decida: o el ciudadano con su voto o un puñado de dirigentes a "puerta cerrada"...
Por tanto, si el resultado de la consulta ciudadana del 31 de enero se aproximase a los 10.000 votos de la elección interna de junio 2018 significaría que la mayor movilización electoral fue de militantes. Si la cifra es superada quiere decir que esos mismos 10.000 militantes fueron capaces de convocar a ciudadanos independientes y eso nos aproximase a unos 15.000 votantes o más, eso es un buen dato en las actuales circunstancias. Lo principal será que el candidato presidencial del PPD no tendrá que dar explicaciones en cuanto a que fue "designado" por un pequeño grupo de 300 personas. Y esto representa una base de legitimidad muy relevante. Ahora, si la votación en la consulta ciudadana del 31 de enero es menor a lo que fue la elección interna de junio 2018, es claro que el PPD entrará a un profundo y descarnado proceso de reflexión interna.
El PPD se jugará también parte muy importante de su destino en la elección de alcaldes, concejales y constituyentes el 11 de abril próximo. En cierto modo, el resultado marcará su destino y esto se ligará muy directamente con la candidatura presidencial y luego con la parlamentaria y senatorial. Por tanto, en el PPD se sabe desde ya que el accionar actual de los militantes en diversas tareas sociales, políticas y culturales tendrá mucha significación.
Los precandidatos en juego y sus expectativas.
En esta especial campaña de precandidatos presidenciales a la nominación del PPD las ideas están presentes y se han expresado de manera principal en medios de prensa, mediante declaraciones y/o entrevistas en TV y foros. El vicepresidente Vidal, siguiendo las mejores tradiciones de potentes campañas presidenciales desde Aylwin hasta Michelle Bachelet II formó un equipo programático que logró instalar un documento de Bases Programáticas. Es el único documento conocido de ése carácter. Pero las ideas principales de Muñoz, Tarud y Vidal han sido difundidas en diversos medios y en numerosos conversatorios virtuales.
Cada precandidato ha apostado igualmente a un reconocimiento de su trabajo político y social y han buscado cosechar la siembra de sus trayectorias y en ese sentido cada uno cuenta con méritos suficientes. Vidal no hace mucha mención de esos méritos no porque no lo crea necesario sino porque su enfoque central no está en lo ya realizado antes (sobre lo cual por lo demás ha reconocido que en muchas cosas que debió haber hecho antes o por las cuales pudo haber sido más enfático, debió haber sido más claro), sino en los dilemas del presente y las tareas de futuro con un gran acento en las contradicciones, desafíos y oportunidades. Su campaña ha sido principalmente de un "gran escuchar" a la gente y todos sus conversatorios comenzaron en general con las preguntas e inquietudes de la gente y como profesor habitual ha interactuado con las personas en amenas charlas de contenidos.
Muñoz, ha compartido de manera genuina sus inicios en una familia de origen sencillo, un barrio (Estación Central), cuyas calles y callejones los conoció de niño y de su trabajoso ascenso social a partir de esfuerzos personales importantes. Su historia de vida representa lo que para muchas personas es el triunfo sobre las adversidades sociales. Luego será la experiencia acumulada en varios años en tareas políticas de nivel nacional e internacional lo que permite destacar en su estudiado acervo de ideas y propuestas para un mejor país. Ambos, Vidal y Muñoz coinciden en la idea de avanzar hacia un Estado de Bienestar Social (Muñoz) o de Derechos Sociales (Vidal). El ex Canciller considera que su arribo al PPD ayer aplaudido y hoy criticado, ha sido parte de un proceso complejo en medio de un escenario lleno de desafíos y oportunidades pero también plagado de situaciones ingratas. Bueno, nadie dice que el escenario político es un campo de gladiolos. Más bien, se parece a un pantanal, pero esto es también un exageración. La opción política implica un valioso medio de compromiso social con la justicia, el derecho y una vida digna para todos y ser parte de esa misión ha de ser siempre un motivo de orgullo. A veces no es así. La política es ingrata, deja alegrías y sinsabores. Cuando Pinochet perdió en en 1988 el plebiscito del SI y del NO su atribulada esposa, la señora Lucía, no tuvo ningún pudor para declarar en los medios que "este es un país de ingratos"... El reconocimiento a los liderazgos no se mide por la forma cómo superaron las adversidades de la vida ni por los logros del pasado. Se mide porque lo que van construyendo en el presente y con mirada de futuro.
Los políticos saben que pueden partir siendo aplaudidos y amados....Hasta que afloran hechos o circunstancias que los rodean y que revelan su condición de líder o de jefe. Son dos cosas distintas y unir ambas es una tarea virtuosa. Entonces, si hoy los aplausos ya no son lo mismo, es porque algo ocurrió o está ocurriendo en el camino, lo que hace que las sensaciones vayan cambiando y es bueno tomar nota de aquello.
Jorge Tarud ha desarrollado una importante experticia luego de su experiencia parlamentaria e internacional como Embajador mostrando un gran dominio de cómo abordar la idea de un Estado moderno, inserto en un escenario internacional muy complejo, y en los temas sociales ha mostrado un adecuado dominio de ideas.
Los tres precandidatos, además, ha enfrentado momentos públicos complejos: aún se mantiene en el imaginario aquel primer foro televisivo al enfrentar la sencilla (y no tanto, en realidad) pregunta de si se sentían "feministas". Las respuestas de los tres siguen siendo de antología y habría sido suficiente tan solo esos segundos de respuestas y chao. Pero no. El mundo feminista -como podía esperarse- reaccionó de inmediato en las redes sociales y medios de prensa y durante varios días como en el viejo coliseo romano con sus pulgares hacia abajo. ¿Resultado? Rayón de pintura. Y de paso rayón para el PPD que se ha ufanado desde su IV Consejo estratégico del 2019 luego de declararse, entre otros conceptos, como "un partido feminista". La opinión pública -feministas incluidas- envió a los tres precandidatos a clases de feminismo, con el agravante que luego, en la decisión de candidatos/as constituyentes, el numerito de la bajada electoral de la histórica dirigenta Teresa Valdés, en el bullado caso del Distrito 13 que privilegió a un hombre, rebalsó el vaso, lo que revela que el PPD en su conjunto, respecto de mujeres y Pueblos Indígenas va a tener que rendir un nuevo examen porque en estos temas no le alcanzó para aprobar el semestre (disculpen esta desviación mía, académica, de evaluar las cosas según las tareas cumplidas).
En suma y para el cierre: el día después de la consulta ciudadana será un PPD interesante el que emerja.
Es lo que esperamos con un candidato presidencial nominado oficialmente y con el respaldo de un voto ciudadana y no a "puerta cerrada". Esto es un dato virtuoso. Luego, vendrá el tiempo de restañar heridas (que las hay y si no se hace bien, con sentido unitario será complejo) y la expectativa sobre lo que el triunfador hará hacia adelante. ¿Será inclusivo? ¿Pluralista? ¿Integrador?. Esto en relación con el PPD. ¿Será un gran "escuchador" de la sociedad? ¿Tendrá la disposición para liderar un debate público que apunte a un país más justo, sin discriminaciones ni racismo, a un cambio de cultura y de prioridades económico-sociales? ¿Tendremos delante nuestro, como candidato presidencial oficial del PPD a un exponente de las mejores tradiciones de la lucha social con una mirada contemporánea y novedosa del cambio que todos quisiéramos para Chile?.
El PPD juega mucho de las respuestas a estas preguntas, dependiendo de quién sea el nominado. Como decía en sus tradicionales conversaciones de prensa el fundador y presidente de Chile Ricardo Lagos: "No se trata de ésto, sino de lo otro. De aquello"... Éxito entonces para Heraldo Muñoz, Jorge Tarud y Francisco Vidal. No están jugando sólo sus intereses personales y expectativas políticas. Están jugando, en cierto modo, el destino del PPD en esta contienda.
Domingo Namuncura, Vicepresidente nacional
Editor