Editorial

Nota editorial.

Chile y sus varias encrucijadas.
¿Hay algo más que podamos hacer?...

Domingo Namuncura


Estamos a tan sólo 18 días hasta los días 10-11de de abril cuando se pudiese realizar la mega-elección municipal, de alcaldes y concejales, gobernadores regionales y convencionales constituyentes. Es un tiempo estrecho de llegada y los dados, que ya fueron lanzados, ruedan en un sentido que no permite vaticinar sus resultados. 


En lo principal, hacia la noche del 11 de abril, sin embargo, los partidos políticos de todos los colores estarán atentos a sus resultados electorales. Esa noche habrá colectividades que, probablemente, celebrarán discretamente su triunfo (por la grave pandemia en curso, que es otro problema), al imponerse como opciones más relevantes dentro de sus respectivas coaliciones. Otros partidos, se resignarán a que los resultados pudieron haber sido peores. Y otras colectividades tragarán, probablemente por primera vez en su historia política, un trago muy amargo. ¿Estará el PPD en ese trance?...

La ceguera de unos; el camino propio de otros; el ansia de diferenciarse a todo trance, particularmente en el movimiento progresista (izquierda, centroizquierda, socialdemócratas, etc) se verá reflejada esa noche en los rostros y nerviosas declaraciones de varios dirigentes de partidos que quedarán profundamente afectados, en tanto otros podrán ¿celebrar? la pírrica "victoria" de haber impuesto su hegemonía particular por sobre los sueños, esperanzas y demandas del movimiento social desde el estallido social de octubre 2019 cuando la consigna central ha sido "unidad" social y política.

Son sólo 18 días....Nuestros abuelos decían con cierta sabiduría que todo aquello que no se hizo o no se logró a tiempo ya no se puede reparar. Pero todo puede ser. La medicina, la ciencia y la naturaleza indican que hay ejemplos y situaciones extremas y sorprendentes en donde los enfermos terminales se recuperaron, o se  impuso la cordura ante una eventual tragedia  se logró detener a tiempo una crisis de proporciones. Pero convengamos que son situaciones excepcionales que necesitan, a su vez, condiciones muy especiales. Esto es: templanza, firmeza, voluntad unitaria y compromiso ante el pueblo. Y, se requieren liderazgos. Precisamente lo que nos falta en estas horas y días cruciales. Pero, crucemos los dedos. Hay todavía un pequeño margen. Y nuestros dos especiales invitados a formular sus comentarios y propuestas, Sergio Bitar y la Diputada Andrea Parra, nos invitan con su reflexión a encarar, entre otros aspectos, las decisiones de un PPD que se enfrenta al curso de los dados que ya van corriendo sobre la mesa...

Domingo Namuncura
Vicepresidente nacional PPD
Editor

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Publicado con posterioridad en el blog on line de Radio Cooperativa.

LAS PERSPECTIVAS PRESIDENCIALES DE LA OPOSICION. ¿UNA TRAGEDIA GRIEGA?

Sergio Bitar

 Se me ha solicitado una opinión sobre el riesgoso desenlace de un escenario de múltiples candidaturas presidenciales de la centroizquierda, y los caminos posibles para salir del impasse.  
En primera mirada, el horizonte luce como tragedia griega. Ninguna persona descuella y no se vislumbra una fórmula para resolver la fragmentación. Peor aún, se han ido configurado dos izquierdas.

Foto Emol
 

El Partido Comunista, después de participar en el gobierno de la Nueva Mayoría junto a los partidos de la Concertación, ha decidido constituir un polo radical, disputándole ese espacio al Frente Amplio. Ha abandonado la opción de conformar una coalición capaz de gobernar. Por otra parte, la socialdemocracia o socialismo democrático, no logra configurar una fuerza compacta y gravitante. Y su relación con la Democracia Cristiana, si bien se mantiene, no posee los lazos de antes.

Chile no progresaría.

En este cuadro, es alta la probabilidad de que triunfe un presidente de derecha.  Tal gobierno carecería de capacidad y de voluntad de ejecutar transformaciones sustantivas luego del estallido social y la pandemia; ni de realizar la transición a una nueva Constitución. Con otro gobierno tan ineficaz como el actual viviríamos tiempos de conflicto social y estancamiento, amenazas de populismo y autoritarismo. Chile no progresaría. Por tanto, el desafío principal es aglutinar a los sectores socialdemócratas y afianzar la coalición de centro izquierda con un candidato o candidata de sus filas. 

¿Cómo salir del impasse antes del 4 de mayo?  La idea era acordar una candidatura común de la Convergencia Progresista de esa fecha límite para inscribir las candidaturas a la primaria legal. La negativa del PR ha restringido ese posible acuerdo al PS y al PPD. Ante ese escenario, se han planteado tres mecanismos: preprimaria, encuesta o convención. Estimo que las tres tienen escasa viabilidad, salvo que la situación varíe notoriamente después de la elección de la constituyente.

Si los resultados son desilusionantes para los partidarios del apruebo, por la dispersión de listas, después del 11 de abril es concebible una reacción en favor de una nueva convergencia, incluso con sectores del Frente Amplio. Si así no fuera, también puede ocurrir que la ciudadanía vaya concentrando sus preferencias en una o dos personas, antes del 4 de julio, día de la votación en las primarias.

El problema de fondo es que el sistema de primarias está perdiendo eficacia. Opera cuando hay pocos candidatos fuertes. No funciona cuando hay numerosos candidatos débiles. Recordemos la historia. En 1993 y 1999 hubo dos precandidatos presidenciales, Frei-Lagos, Lagos-Zaldívar. En 2005 no hubo primaria, Michelle Bachelet fue la única, luego que Soledad Alvear declinara competir.  En 2009 hubo una primaria entre dos, Frei-Gomez, sin embargo, otro candidato, MEO, dejó la Concertación y fue directo a primera vuelta, produciéndose la primera derrota de la Concertacion en 20 años.

En 2013 se aprobó la ley de primarias.  Ese año, Michelle Bachelet compitió con varios candidatos, pero riesgos de fragmentación no existían, pues ella atraía el grueso de las preferencias. En 2017 se aprobó un nuevo sistema electoral, poniendo término al binominal. Y las fuerzas que conformaron la Nueva Mayoría se dividieron. No hubo primarias, y varios de sus candidatos fueron directo a primera vuelta: Guillier y Goic, MEO y Navarro; luego arremetió el nuevo Frente Amplio con Sanchez. Ganó la derecha en segunda vuelta. Mirando de 2022 adelante ¿qué formulas se pueden avizorar para conformar coaliciones progresistas con capacidad de gobernar, con el nuevo sistema electoral?

Aparecen tres ideas, por ahora.  Primero, aglutinar finalmente a las fuerzas socialdemócratas en una federación, confederación o movimiento nuevo. Se ha intentado varias veces sin éxito, aunque no hay que darse por vencido. Segundo, reformar la ley de primarias incorporando una segunda vuelta, si alguno no consigue un piso mínimo de 30%, por ejemplo.  Y la tercera es evolucionar a un sistema semipresidencial, donde el primer ministro se elige por el Parlamento y allí se configuran las coaliciones. Este último tema será debatido en la Asamblea Constituyente.

Debemos anticipar que está en curso una importante transformación social y del sistema político.  Hay nuevas generaciones mejor preparadas, se crearán nuevos vínculos entre partidos y movimientos sociales, se fortalecerá la sociedad civil, y las nuevas tecnologías permitirán alta participación. Para construir un futuro mejor el progresismo deberá cohesionarse con dos propósitos prioritarios: impulsar la evolución hacia una democracia representativa, abierta, participativa e inclusiva; y conjurar el peligro de un debilitamiento de la democracia, que facilite el surgimiento del populismo y el autoritarismo.

Sergio Bitar

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PPD-PS: Unirnos no es opción, es condición.

Diputada Andrea Parra


La democracia chilena vive momentos únicos en un año con cinco fechas electorales -de no mediar modificaciones producto de la emergencia sanitaria- y trece elecciones, entre ellas una de las más importantes de nuestra historia: aquella para elegir a las mujeres y hombres que redactarán nuestra primera Constitución democrática y la primera Carta Magna completamente paritaria del mundo.


Ciertamente no se trata solo de Chile. La crisis de la democracia liberal es un fenómeno global, los estallidos ciudadanos se repiten en distintos países, y amenazas como el cambio climático y las pandemias nos golpean a todos por igual. Con ese telón de fondo, las ideas socialdemócratas necesitan de nuevos bríos para seguir representando una alternativa real de cambio, progreso y gobernabilidad, especialmente cuando las miradas populistas, tanto desde la izquierda como desde la derecha, proliferan con mucha facilidad.

En el contexto local y con el desafío de recuperar el poder para frenar la regresión autoritaria a la puerta de la esquina, pensar que una tarea así de titánica puede llevarla adelante el PPD por si solo es simplemente pecar de ingenuos. Se requiere de alianzas amplias y -en lo que concierne a la elaboración de una plataforma de ideas socialdemócratas- se necesita con urgencia de un pacto a todo nivel con el Partido Socialista, nuestro aliado más natural.

El PPD y el PS son dos expresiones del socialismo democrático, una más liberal y otra más dogmática, cuyo horizonte común de transformaciones hace necesario que actúen en conjunto para obtener buenos resultados. Disgregar sus esfuerzos nunca será una buena fórmula y los resultados presidenciales así lo demuestran: las tres veces en que hemos llegado a La Moneda desde el retorno a la democracia ha sido con fórmulas unitarias: tanto con Ricardo Lagos como en los dos gobiernos de la presidenta Bachelet. Ya sabemos cómo terminó la última experiencia presidencial, del año 2017, luego de que el PPD y el PS proclamaran inicialmente a candidatos distintos.

No podemos repetir el mismo error ni seguir perdiendo el tiempo. Cada día que pasa es un retroceso para construir una plataforma programática común que le haga sentido a la ciudadanía. Frente a la continuidad que representa la derecha y al cambio disruptivo, y aún poco claro, del bloque conformado por el Partido Comunista y el Frente Amplio, la socialdemocracia (la verdadera y no el sucedáneo de pésima calidad de Lavín) es la única con capacidad de ofrecer cambio y gobernabilidad, con un programa que se aboque a recuperar las confianzas de un país en plena discusión constitucional y a avanzar en las reformas sociales más urgentes: pensiones, salud, pueblos originarios, seguridad, nuevo modelo de desarrollo, economía verde y sistema de cuidados.

Me atrevo a decir que Heraldo Muñoz y Paula Narváez son las candidaturas con mejores equipos programáticos hasta ahora, una potencialidad que podría expandirse y destacar en caso de confluir hacia un solo nombre, pero que en un escenario de tanta dispersión muchas veces se pierde frente a las trivialidades habituales de la cotidianidad política.

Con esa claridad, espero que se avance con celeridad hacia encontrar una fórmula que permita escoger a una candidatura del socialismo democrático para presentarse en las primarias presidenciales de la centro izquierda o, en el mejor de los casos, de toda la oposición. Es necesario tanto por táctica electoral como por estrategia de fondo.

Creo que la mejor fórmula siempre es aquella que involucra más a la ciudadanía. No estamos en tiempos de definiciones a puertas cerradas, por lo cual debieran priorizarse las fórmulas de primaria o encuesta, haciendo todos los esfuerzos por la primera opción, puesto que una votación real y abierta al mundo independiente siempre tendrá más legitimidad y permitirá fortalecer la idea de un verdadero polo socialdemócrata.

Confío en que las directivas de ambas colectividades sabrán tomar la mejor decisión. Este 2021 será quizá el año más importante para la democracia chilena en muchas décadas, pese a lo cual siguen proliferando nombres y escaseando proyectos colectivos.

Tengo la certeza de que cuando se cuenten los votos se impondrán estos últimos, porque la construcción del país del futuro no se hace en solitario: se hace en red, con articulación y apertura al diálogo. Por eso, si queremos ganar, unirnos no es opción, es condición para ello
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Andrea Parra
Diputada del PPD
Región de la Araucanía

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