16 jul 2020

Crisis sanitaria

¿Pandemia en descenso?

El doctor Bernardo Martorell, presidente de la Comisión nacional de Salud, del PPD, reflexiona sobre el reciente informe del ministerio de salud en donde se señalan indicadores "optimistas" respecto del control de la pandemia. ¿Cuánto de efectividad hay en dicho informe?

1.- Bernardo, el informe del Ministerio de salud, hoy 16 de julio, arroja indicadores que el Ministro Paris señala como "optimistas", en cuanto a que indicadores críticos se muestran hacia un descenso. ¿En tu opinión qué de efectivo tiene este informe?
Doctor Bernardo Martorell, ex Jefe de la división
de planificación del ministerio de Salud, en el
segundo gobierno de la presidenta Michelle Bachelet.
Los datos han estado en cuestión desde el inicio de la pandemia por diversos motivos metodológicos y de transparencia.  Ahora bien, a pesar de esto, podemos observar que, sin cambios de metodologías ni de criterios para la toma de exámenes, hay una reducción progresiva en el número diario de confirmados.  Esta cifra, en los últimos 10 días, ha estado en torno a los 2.000 casos por día.  Lo que siempre ha estado en cuestión, y lo sigue estando, es que con este número de exámenes, y un nivel de positividad aún elevado, no tenemos la certeza de estar pesquisando todos los casos, y por lo tanto, se ha de suponer, que hemos tenido un sistemático sub reporte del número de casos a lo largo de toda la epidemia.   Esto no ha variado y cualquier análisis debe tenerlo en cuenta.
"...para tener una reapertura en buenos términos, tanto desde la perspectiva sanitaria como económica, se deberán cumplir una serie de indicadores que la Comisión Asesora Covid ya nos ha adelantado"
2.- Hace unas semanas se indicaba que entre julio y agosto estaríamos ya en el tope de la pandemia. ¿Lo informado hoy es una señal de que el término del proceso pandémico está más adelantado y que se podría pensar en un retorno a ciertos niveles de recuperación, más pronto?
El peak de la curva de casos diarios fue a mediados de junio, luego de lo cual hemos observado un descenso mucho más paulatino que el ascenso. Hay que recordar que la curva nacional está comandada por la curva de la región metropolitana. Cualquier “retorno” en esta región debe considerar un conjunto de indicadores que permiten resguardar que no sucederá nuevamente un peak semejante al que ya hemos visto.   En ese sentido, el número de personas contagiadas y por tanto teóricamente inmunizadas, siguen siendo bastante pocas y se mantendrá en latencia un riesgo de nuevos peak, menores o mayores a la primera. El descenso observado responde al agotamiento de personas susceptibles en los nichos que los actuales patrones de movilidad y contacto social han creado.  Es decir, en cuarentena, pero con niveles de movilidad debido a actividad económica que no ha cesado se están agotando los nichos ecológicos que el virus ha podido permear.  Sin embargo, una vez que comiencen a cambiar dichos patrones de movilidad, se abrirán nuevos nichos de susceptibles que pueden contribuir igual o en más casos que la primera oleada que estamos superando.   Por tanto, una reapertura que facilite una reactivación económica pero que no asegure las condiciones sanitarias puede terminar generando un nuevo peak, y nuevos cierres de la actividad social y económica.   Para evitar esto, y tener una reapertura en buenos términos, tanto desde la perspectiva sanitaria como económica, se deberán cumplir una serie de indicadores que la Comisión Asesora Covid ya nos ha adelantado, en relación a la circulación viral, la capacidad del sistema para monitorear, detectar y aislar los casos y contactos, y del sistema de salud para absorber casos críticos.
3.- El informe también señala que dados los nuevos indicadores hay más respiradores disponibles y no debieran ocurrir colapsos en los sistemas asistenciales. ¿Estamos frente a indicadores optimistas?
Si bien hay una reducción en el número de casos graves en unidades críticas y un aumento en el equipamiento, el sistema de salud sigue estando crítico significativamente por sobre su capacidad de respuesta.   Y esto es solamente considerando Covid, lo que ha absorbido una gran cantidad de los recursos físicos y humanos durante este período, con especialistas de diversas áreas dedicados al cuidado de pacientes que en condiciones normales no estarían atendiendo.   Las patologías no Covid han estado en una situación de dificultad para acceder a las prestaciones necesarias, y se está acumulando un daño en la salud de estas personas que va a generar una nueva sobre carga al sistema.  Las situaciones que han vivido las personas y los equipos de salud en los sectores más vulnerables del país no han sido reflejadas adecuadamente en los medios tradicionales de información.   Las difíciles decisiones de elegir a quien admitir a las unidades de cuidado intensivo, la falta de atenciones para personas con enfermedades crónicas o incipientes, que cuando no son tratados a tiempo,  terminan en una situación de mucha mayor gravedad. 
"Otros países no permiten que funcionen empresas que no cumplen condiciones mínimas. Lo mismo debemos exigir acá, y ello no está ocurriendo".
4.- ¿Qué indicadores reales debieran ser considerados para aventurar una hipótesis de control de la pandemia y su eventual pronto descenso y por tanto, por ejemplo, iniciar el levantamiento de cuarentenas?
Lo primero es tener certeza del verdadero número de personas que se contagian día a día.  En estos meses se ha reforzado de manera sustancial la disponibilidad del test para Coronavirus, pero uno esperaría que el nivel de positividad de los test sea mucho menor a 5%, acercándose al  1%, cuando hemos estado muy por sobre esas cifras desde el inicio.  Esa relación, y necesariamente desagregada por territorio, es el piso mínimo para tener una seguridad suficiente que estamos “encima” de la epidemia, y que las cifras de casos diarios reflejan la realidad de lo que está pasando.  Luego, uno se puede preguntar cuanta transmisión hay en cada territorio, y con ello, tomar decisiones sobre mayores o menores niveles de apertura.   Así mismo, de manera permanente se espera contar con la disponibilidad de recursos en los hospitales y en la atención primaria para atender a los casos que surgen, como también a todas las patologías no-Covid.   Tan importante como todo lo anterior, es que tengamos indicadores que nos brinden la certeza de que está funcionando de manera eficiente y efectiva la detección y aislamiento de los casos y contactos: la llamada estrategia de Testeo, Trazabilidad y Aislamiento o TTA.  Es decir, si los equipos de atención primaria son capaces de detectar, mediante un testeo intensivo, cualquier caso, de encontrar a todos las personas que hayan estado en un contacto estrecho con esos casos, y de lograr un aislamiento efectivo y supervisado de todos estos durante 14 días.  Finalmente, habrá que contar con sistemas que aún no existen, y que tengan sus propios indicadores de monitoreo, para reflejar que ciertas actividades se realizan con “seguridad sanitaria”.  Por ejemplo, certificaciones de “lugares seguros para trabajar”, o protocolos similares para centros educacionales, comercio, transporte, entre otros.  Otros países no permiten que funcionen empresas que no cumplen condiciones mínimas. Lo mismo debemos exigir acá, y ello no está ocurriendo.Que estos puntos de potenciales contagios, pero relevantes para el quehacer nacional, hayan implementado medidas y que estas medidas sean fiscalizadas de manera confiable y permanente por autoridades correspondientes. De contar con indicadores que nos reflejan todas estas situaciones descritas y que sean parte de un reporte periódico del gobierno, podremos estar en condiciones de conducir una estrategia de reapertura en fases de ciertas actividades económicas, sociales, educacionales, etc.   
"El cambio cultural tiene que ver también con entender que nuestras acciones afectan a los demás, que somos interdependientes, mensaje contrario al individualismo reinante en la sociedad contemporánea"
5.- En el hipotético escenario de ir recuperando cierta normalidad básica en las ciudades, ¿Consideras que el país, la gente en general, entienden que la pandemia sigue latente y no se produzcan excesos de entusiasmo, como los que hemos visto en otros países que se vieron obligados a implementar nuevas cautelas?
Muchas personas siguen pensando que esta situación va a terminar pronto. Pero hay que entender que estamos frente a una amenaza que permanecerá con nosotros durante años. Es decir, el término “nueva normalidad” si bien fue criticada en su momento por la precocidad y forma con la que se planteó, es un término acertado para describir nuestra realidad de aquí en adelante. La normalidad es con Coronavirus, la que no tiene un final a la vista. 
Más errado es el término “retorno seguro”, ya que un retorno a como vivíamos antes no habrá, al menos por un par de años. Esta semana lo dijo el propio director de la Organización Mundial de la Salud: que un final previsible a la pandemia no habrá. Por tanto, lo más sano es hacer el duelo, aceptar lo anterior y ponerse en la situación de que este cambio es para siempre. Y con esa idea, rediseñar nuestras vidas, nuestra economía, nuestro formas de socializar, nuestras formas de estudiar y aprender, nuestra forma de hacer democracia, etc. Mientras antes lo hacemos, será mejor. Pero si vivimos en la negación, será más doloroso. 
Pandemias han marcado de esta manera toda la historia de la humanidad, y los cambios culturales se imponen, tarde o temprano. Pero estos cambios aún se resisten y vemos cómo empresas siguen sin implementar medidas serias para evitar contagios, que las personas aún no incorporan que lo más importante es auto-aislarse ante cualquier síntoma, y así sucesivamente. El cambio cultural tiene que ver también con entender que nuestras acciones afectan a los demás, que somos interdependientes, mensaje contrario al individualismo reinante en la sociedad contemporánea. Quisiéramos que el gobierno conduzca un proceso de cambio cultural intencionado, movilizando la totalidad de sus recursos en esta dirección y sin limitaciones ideológicas, alineando a todo el Estado y sociedad civil en este que es el mayor desafío de nuestra era.