Editorial

 La pandemia en dramático ascenso en Chile.

En toda crisis catastrófica, natural o no, los pobres son los que más sufren. El Estado es su única oportunidad. También los autocuidados.


Aún así, hay que señalar que todos los ciudadanos somos responsables del destino que nos espera en relación con la pandemia del coronavirus, en cuanto a velar por los cuidados sanitarios básicos y extremos ya señalados y difundidos por los organismos de salud. Un reciente reportaje de TVN (hoy jueves 18 de marzo) ha difundido una dramática nota que revela que pobres y ricos, sin mucha distinción, evaden las medidas sanitarias, especialmente con la organización de carretes o fiestas "para aliviar tensiones" y, de paso, ayudar al cultivo de nuevos contagios que en Chile están subiendo de manera exponencial con más de 5.000 personas contagiadas por día y con un promedio que se mantiene en cien muertes diarias de personas. Es un indicador que señala que estamos entrando a nueva fase crítica.

Los sectores sociales pudientes o de altos ingresos en distintos tipos de sociedades cuentan con recursos para enfrentar una crisis de esta magnitud. Pero no cuentan con una conciencia social responsable. Prueba de ello, de acuerdo a la nota periodística en terreno, de TVN, indica que incluso reaccionan con prepotencia de clase ante la seguridad comunal e incluso carabineros cuando se les conmina a terminar con un delicioso carrete de clase en algún barrio distinguido de la ciudad. Creen poseer una varita mágica que los protege de la muerte. 

En el mundo social, llamado "vulnerable", ocurre algo semejante y con diferencias importantes, cuando se trata de barrios con casas hacinadas, sin parques disponibles, calles y pasajes estrechos y escasa distancia posible entre viviendas además habitadas por más de una familia por el tema de parientes allegados por algún problema social. Se trata de cientos de miles de personas que enfrentan de manera cotidiana todo tipo de problemas: alimentos, asistencia de salud, niños confinados sin poder estudiar adecuadamente, cesantía, deudas, etc. todo lo cual aumenta el llamado "empleo informal" para procurarse algún ingreso menor.  Es un mundo en donde habita la desesperanza, la ansiedad, la depresión y, por cierto, como decía un entrevistado por TVN sorprendido en pleno toque de queda, junto a otras personas que señaló a la periodista: "Estamos agotados. En algo tenemos que distraernos", mientras sostiene en su mano una lata de cerveza, sin mascarilla, junto a un grupo de vecinos. En otras casas, algunas fiestas clandestinas. En los pocos espacios verdes de poblaciones populares, incluso, algunos niños jugando en las apretadas calles porque en sus casas no tienen patios....Todo esto mostrado por el reportaje.

Las clases sociales de alto estándar cuentan con recursos para sobrevivir en forma relativamente adecuada. Los sectores pobres no. En ese sentido, el Estado tiene una enorme responsabilidad en abordar los problemas y la cuestión de fondo es que normalmente, al menos en este período, el gobierno llega tardíamente y sólo en límite del abismo atina a tomar decisiones.  Por cierto, una cuarentena general, que permitiría al menos que en un tiempo breve el contagio pudiese ser contenido, sería una decisión relevante si los estándares se sostienen y siguen aumentando de manera dramática. Pero los efectos que, se supone que ello tendría en el modelo económico preocupan mucho más que adoptar una medida radical que en otras naciones desarrolladas sí tienen efecto. Pero en Chile, el gobierno es "sensible" a la presión de los dueños del capital, quienes -y digámoslo con franqueza- con esta pandemia desde sus inicios en marzo del 2020 han podido enfrentar esta crisis sin grandes sobresaltos.


Nota informativa La Tercera

De otro modo, ¿Cómo se explica que las acciones de importantes empresas hay aumentado? ¿Que los bancos privados obtuvieron importantes ganancias durante el ejercicio contable del 2020, aunque fuesen menores a las ganancias del 2019? ¿O que los grandes holding comerciales sólo sufrieron un "rayado de pintura" financiero? Y aún así, parte de las pérdidas las cargaron a la mano de obra aumentando la cesantía.  

Con el retiro del 10% de fondos de cotizaciones de las AFP, finalmente, han sido los trabajadores los que han inyectado recursos importantes al desarrollo productivo de estas grandes empresas y bancos. Y esto se ha transformado en una especie de "expropiación indirecta" de los recursos de ahorros de los trabajadores quienes ante la ausencia de respuestas más efectivas de parte del gobierno, han debido recurrir al riesgo de disminuir sus ahorros para una pensión en tanto los grandes dueños del capital ni siquiera los han tocado de manera relevante. Todo esto es un abuso, por cierto, como cuando las ganancias de las AFP se las llevan los dueños de la industria, pero las pérdidas las cargan a los cotizantes y socializan la baja pero no socializan las ganancias, lo que explica -entre otras cosas- las altísimas remuneraciones de los socios, ejecutivos y directores y gerentes y subgerentes de la industria entre otros funcionarios. 

Lo esencial hoy es distribuir la carga de los recursos necesarios para enfrentar, sostener y superar la crisis y esto implica que los ahorros de los trabajadores (seguro de cesantía y cotizaciones previsionales) deben ser protegidos por el Estado como un derecho inexpropiable y se debe aumentar la carga "solidaria" de los grandes dueños del capital quienes, por esta vía, deben responder a las oportunidades que han tenido por décadas para incrementar su riqueza. Por cierto, todo esto si queremos que la pandemia no siga afectando a los más pobres y suponiendo que tales dueños del capital cuentan con "sensibilidad social". 

Todos los vaticinios de estas horas indican que en las próximas semanas de marzo y abril Chile entrará a una espiral dramática de contagios y muertes. Y nuevamente, los hospitales colapsarán y los médicos se verán enfrentados a resolver -de manera dramática- quienes sobreviven y quiénes no, porque los recursos hospitalarios no serán suficientes para ayudar a todos/as los contagiados y no todos podrán ser ingresados a una UCI por una eventual carencia de camas. 

El personal sanitario es otro tema ante el cual la sociedad no reacciona con suficiente sensibilidad: los trabajadores de la salud están colapsados. Y ningún discurso de los políticos es suficiente para brindarles un merecido reconocimiento. Es natural entender que sus fuerzas están al límite. Cada "carrete" o "fiesta clandestina" es un insulto para el personal sanitario. No importa el argumento familiar o de amigos. Cada descuido (andar sin mascarilla, no tomar las distancias y medidas del caso...) son una afrenta para ese esforzado contingente de trabajadores que, sin descanso, y a veces en condiciones materiales complejas, no logran salvar las vidas necesarias y todo esto, la presión de los familiares, el desencadenamiento de una pandemia que se escapa, la disminución de camas, afecta finalmente su estado mental y físico.  Los trabajadores de la salud, con enorme sacrificio, velan por la salud de todos nosotros. ¿Quiénes velan por la salud de ellos/as y de sus familias?

La irresponsabilidad y una sensación de falsa seguridad en algunas personas (ricos y pobres) que relajan las medidas sanitarias, organizan fiestas y carretes buscando "aliviar" tensiones, que no cooperan con el orden público para no afectar a sus vecinos, es una mala señal del tipo de sociedad consumista que hemos construido y avalado. Una sociedad insensible que tarde o temprano cobra sus víctimas.

Y en todo este escenario de situaciones ¿Cuál debería ser la tarea de los partidos políticos, hoy en campaña para ganar votos? Informar, hacer conciencia, convocar el espíritu solidario de todos los ciudadanos, generar espacios para escuchar antes que andar repartiendo discursos: muchos ciudadanos necesitan expresarse, desahogar sus aprensiones, quieren sentirse acogidos.  La reciente película "El agente topo" hoy nominada a un merecido premio Oscar documental nos entrega un valioso material de referencia, al tratarse de un grupo de ancianos en un hogar cuyo único consuelo en medio de su realidad de salud y social es tan solo ser escuchados. Es una cinta magistral. Y si la proyectamos al escenario de esta crisis los militantes de un partido político, hoy en campaña para ganar votos, han de saber que es urgente saber escuchar. Y cuando un político/a guarda silencio para escuchar, aunque sea por ciertos instantes, ese político/as es una buena promesa. 


Domingo Namuncura                          

Vicepresidente nacional del PPD

Editor

No hay comentarios:

Comisión Nacional Electoral